Gritando “¡Fidel es grande!” destrozan lo que su fanatismo va encontrando

No es casualidad que El Salvador sea el país menos competitivo y que menor inversión recibe en la región, precisamente debido a que el camión que conduce el partido oficial va dejando calamidades y destrucción a su paso.

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Por Inés Quinteros

20 August 2017

El grito de “¡Fidel es grande!”, el partido oficial va con un camión atropellando instituciones, la economía, la inversión, el empleo, la convivencia, la legalidad...

Más o menos como en la masacre de las Ramblas en Barcelona, donde un marroquí y murmurando que “Alá es grande” perpetró una masacre de gente inocente e indefensa, como inocentes e indefensas son las víctimas del terrorismo en todas partes, como lo fueron los asesinados y secuestrados por la guerrilla en El Salvador en los años previos a la guerra.

Son variantes del fanatismo, que va desde lo inocente como los seguidores de un futbolista hasta aquellos cuya locura los lleva a perpetrar masacres.

La diferencia es que en los primeros casos el fanatismo desaparece cuando el ídolo deja de meter goles o la estrella de cine se hace vieja, mientras en el otro afecta físicamente el cerebro al reducir sustancialmente la capacidad de pensar.

Los perjuicios que el camión casi sin control que llevan al volante jihadistas criollos, un juggernaut (monstruo desbocado) que arrasa o golpea lo que encuentra en su camino, va dejando perjuicios en su ruta, se trate de daños a las manufacturas, al empleo, lo que fuera.

Por ahora vamos a tocar lo de los nuevos impuestos que el gobierno decretó sin analizar las consecuencias que tendrían. Y como dijo Javier Simán en una entrevista, al ganar la oposición se debe revisar la mayor parte de esos impuestos, o, pensamos, eliminar todo lo que se haya decretado desde el momento en que Funes asumió la presidencia.

Los impuestos tienen dos facetas: la primera es lo que perjudica a quienes los pagan; la segunda es cómo se utilizan, ya sea invirtiendo en obras y servicios que benefician a la colectividad, despilfarrándolos o ambas cosas.

El actual gobierno forzosamente tiene que ocuparse de los servicios públicos, lo que hace muy mal pues quedan en manos ineficientes, o se destinan para la fiesta contratando activistas y asignándose grandes sueldos y gastos, como los viajes que hacen a grandes ciudades europeas sin que eso le sirva a nadie.

Hay que eliminar lo decretado

por individuos sin brújula moral

Lo que la gente ve es que tratándose de los servicios, el dinero se maneja con cuentagotas, por lo que hay carencias de medicinas, calles destrozadas por lo del Sitramss, hospitales sin aparatos de rayos X, enfermos crónicos sin atención, huérfanos de policías asesinados, sin ayuda; escuelas sin techo, barrios sin agua.

Pero allí sigue el camión en su marcha, sin que quienes lo conducen se compadezcan de los que van atropellando...

Pero “¡Fidel es grande...!”.

El problema de los impuestos es que restan recursos a los productores para crecer, generar empleo, expandirse, ser más competitivos.

No es casualidad que El Salvador sea el país menos competitivo y que menor inversión recibe en la región, precisamente debido a que el camión que conduce el partido oficial va dejando calamidades y destrucción a su paso.

La masacre en Barcelona así como los acuchillamientos en Finlandia y las últimas tragedias en Europa son el resultado de fanatismos extremos, se trate de marroquíes podridos del cerebro o de fanáticos en todas las latitudes, de mentes llenas de odio.