Fusalmo: una oportunidad de agradables sorpresas para los jóvenes

El método de Don Bosco persigue que la espiritualidad entre en el corazón de los jóvenes para que, en sus familias, aulas y patios Dios sea el valor supremo que inspire su modo de ser y actuar.

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17 September 2016

Para Don Bosco, la juventud es la porción más delicada y valiosa de la sociedad humana. Dedicó todas sus energías para hacer de ellos “buenos cristianos y honestos ciudadanos”. Cuidar de los jóvenes fue su misión. Construyó para ellos, talleres, escuelas, oratorios y muchas otras obras en donde los niños y jóvenes se pudieran encontrar con personas dispuestas a entenderlos, amarlos  y promoverlos.

 Entre las obras salesianas que cuentan con variedad de programas para favorecer y promover a la juventud, se encuentra Fusalmo (Fundación Salvador del Mundo) en donde miles de adolescentes, jóvenes, niños y niñas en riesgo, han encontrado una casa, un patio, una familia, y unas instalaciones en donde se sienten “bien”. Este oasis juvenil cuenta con adecuadas instalaciones en Soyapango, San Miguel y Santa Ana. En sus 15 años de existencia se han favorecido 275,000 estudiantes en forma directa y 2.2 millones en atención indirecta a familias y comunidades de entorno. Es un buen complemento a la oferta formal que brinda el Mined a niños y jóvenes. El “programa integral juvenil Don Bosco” es un espacio de formación y sana convivencia con la que Fusalmo cumple con su objetivo primordial: “Contribuir a prevenir la violencia social y promover la convivencia y solidaridad en los niños, niñas y jóvenes de los sectores de influencia en los Centros Juveniles”.

La variedad y riqueza de programas ha hecho de Fusalmo un lugar seguro, agradable, y de gran impacto para la juventud. El centro de innovación “Tecnología Educativa” con sus programas de diseño gráfico, robótica educativa, desarrollo de software educativo, certificaciones tecnológicas, emprendedurismo e idiomas, han impactado a miles de jóvenes y los han capacitado para un trabajo digno. Gracias a una buena cantidad de instituciones y empresas bienhechoras, estos jóvenes han desarrollado sus capacidades cognoscitivas, afectivas y psicomotrices dentro de un ambiente impregnado del espíritu y carisma salesiano. Los docentes y padres de familia se han favorecido con esta misma dinámica ayudando a sus hijos a concretizar y transformar sus sueños en un proyecto de vida. 

Es hermoso escuchar a los referentes que dicen: “los profesores son nuestros amigos, nos logran entender, comparten con nosotros… juegan con nosotros…aquí se nos enseña el amor que Dios nos tiene… el programa tiene elementos como la convivencia, la tolerancia, la honestidad, la solidaridad y la cooperación… lo que más me ha gustado es el giro que ha tenido la forma de percibir mi vida y de enfrentar mis problemas”. Todas estas expresiones son signos de las oportunidades que tienen y que llegan al corazón de las familias y de la sociedad. La integralidad de su formación está inspirada en los principios de la pedagogía salesiana en donde los valores morales, cívicos y religiosos ocupan un puesto primordial.
 
Los educadores, responsables de los procesos formativos, saben muy bien que, desde una visión salesiana, ellos son animadores que no se imponen al joven, sino que los animan e impulsan a través de la convivencia, el diálogo y la comprensión a superar sus problemas y alcanzar sus ideales. Educar integralmente exige dedicación, sacrificio y entrega, pero trae grandes satisfacciones. El método de Don Bosco persigue que la espiritualidad entre en el corazón de los jóvenes para que, en sus familias, aulas y patios Dios sea el valor supremo que inspire su modo de ser y actuar. Don Bosco tiene razón: “De la sana educación de la niñez y la juventud, depende la felicidad de las naciones”.
 

*Sacerdote salesiano