Sacrificar a los más pobres

Hacienda seguirá intentando convencer a los más pobres de seguir aguantando y sacrificándose.

descripción de la imagen

Por

17 September 2016

Como ya se acabó el dinero,  el Ministro de Hacienda está haciendo malabares  para terminar el año y honrar sus obligaciones de pago,  que culpablemente no incluyó en el Presupuesto 2016, por más que infló los ingresos.
 
Primera opción: Apropiarse de los fondos de pensiones  mediante una reforma que llevaría a las arcas estatales  los ahorros de los trabajadores, volviendo al sistema  de reparto,  justificándolo con absurdas presentaciones, que solo el Ministro creía. Ante el rechazo de los  ahorrantes, ha tenido que recurrir a otro método.

Segunda opción: Autorización amañada de $900 millones, que  la Sala de lo Constitucional  frenó, generando ataques  del FMLN  a los magistrados, con calumnias, fácilmente desmentidas.  Si inspiran lástima las raquíticas protestas de humildes campesinos ignorantes, portando carteles acusando de corrupción a los magistrados, ha sido vergonzosa la presencia de diputadas rojas, supuestamente abogadas,  manifestándose  frente al Palacio Nacional rodeadas de mujeres, gritando falsas consignas contra los magistrados y  responsabilizándolos de la falta de fondos para los programas sociales. Pero no han dicho qué se hicieron los $664 millones, destinados a dichos programas, gracias al  ahorro en combustible al ingresar el país a Petrocaribe,  tras  la toma de posesión del Profesor. 

Tercera opción: En situación desesperada, pedir a la Asamblea  autorizar un préstamo más por $1,200, si logran los votos de ARENA, que exige   un pacto fiscal, de obligatorio cumplimiento.  Pero ante la duda,   ya encontraron la solución, el  camino seguro para conseguir los fondos, que como han dicho, con dolorida expresión  el Presidente y los  ministros Tharsis y Cáceres,  exige al pueblo apretarse el cincho y hacer un sacrificio.

Porque el chivo expiatorio ideal, porque no puede defenderse ni enfrentarse al poderoso gobierno, han sido los pobres, los beneficiarios de los programas sociales, los que votaron por el gobierno del cambio, que los sacaría de  la pobreza para llevarlos a compartir el Buen Vivir, que promocionan los shows sabatinos presidenciales.
 
Se deja de pagar a los ingenuos que creyeron beneficiarse con la hechura de uniformes y zapatos, que con los contratos del gobierno se convertirían en pequeños empresarios, y  para cumplir con la fecha de entrega y no incurrir en multas, tuvieron que endeudarse o hipotecar sus casas para comprar equipo y contratar más  personal.  Amargo despertar porque a esta fecha aún no les han pagado.

Luego focalizar el subsidio al gas, extendido por  Funes  a las grandes mayorías que  ha costado miles de dólares al cambiar varias veces el mal diseñado sistema.  Las empresas gaseras han amenazado con  cortar el suministro, porque  no se  les ha pagado la suma subsidiada.

Enormes aumentos a las tarifas de Anda, sin mejorar el servicio ni  presentar el titular Fortín, el estudio técnico que las justificara, ni en qué gastó el jugoso incremento en sus ingresos.  También negar el aumento a los maestros,   recortar el presupuesto de Educación  ni depositar  los recursos que  las escuelas requieren  para iniciar el año y  quitarle $4 millones a las becas Fantel.  Tampoco los trabajadores de Salud  recibirán el escalafón prometido y los médicos seguirán protestando por el pésimo manejo de los hospitales.  ¡Qué importa!

¿Habrá de dónde sacar más?  Porque  los diputados  deben cambiar sus lujosos vehículos,   mantener sus comilonas y viajes turísticos y remodelar la nueva oficina de doña Lorena,  aunque  generosamente han  disminuido en $1.5 millones su enorme presupuesto, y como  Capres necesita  varios miles de euros para su partida secreta, Hacienda seguirá intentando convencer a los más pobres, de seguir aguantando y  sacrificándose,   para que los  funcionarios del gobierno más transparente sigan dándose la gran vida.
   


*Columnista de El Diario de Hoy.