Un día como hoy, en 1917, nació el beato Romero. Un día como hoy, cerca del año en que el hombre pisó la Luna, nació el licenciado Alfaro. Este licenciado cruzó los dedos, sin éxito, para que ahora dieran asueto, no para celebrar estos cumpleaños, sino para desaparecer del mapa hasta mañana.
Es que odia cumplir años. Seguro lo hereda de su madre, pues cuando ella está tiernita, antes desconectaba el teléfono de Antel, ahora apaga su celular y abandona San Salvador. Bien hecho.
Un trauma de infancia se suma a la genética. En plena celebración de sus 10 años, después de pintarles el carapacho a las tortugas del jardín, los policías y ladrones al techo se subieron a jugar. El policía agasajado es atraído por una trampa de tacuazín y, primero mete su pata, segundo un palo y, como la tercera es la vencida, los colmillos de metal le destripan la mano zurda con la que escribe. Gritos, lágrimas, la gabacha de su papá ensangrentada, y la fiesta se acabuche pate cuche, con el hilo y el Mertiolato del doctor Rodríguez Porth.
No soy tan grinch, no crean. Pienso que está bueno celebrar nuestro cumpleaños, pero cuando somos cipotes. Una vez sacamos nuestro DUI, (cédula se llamaba antes) es mejor olvidarlo. ¿Quién quiere un recordatorio anual del galopante avance del calendario? Mucho menos cuando nos falta por vivir menos de lo que hemos vivido.
No es que me haya quedado sin vapor, no crean. Aún me siento lleno de energía, y feliz como una lombriz, pues hay salud, hay trabajo, hay amor y la báscula sabelotodo me calcula 28. ¡Cabal!
Lo que pasa es que me provoca estrés pararme frente a un pastel con candelitas que, a estas alturas, semejaría la torre en llamas del Ministerio de Hacienda. Sin gracia la desentonada canción. No me agrada encontrar mi espacio invadido por globos y viruta. No es correcto escupir en el turrón del pastel, sobre todo cuando ponen esas odiosas velitas que nunca se apagan. Me da patatús si este escenario de terror se repite a lo largo del día.
En estos tiempos de Mr. Facebook, el rey del chambre, por desgracia es imposible que tu cumpleaños pase desapercibido. A diario recibo alertas del natalicio de uno de mis “amigos”, muchos de los cuales, solo de nombre conozco. ¿Qué me importa si la tía de la tía que nació en Sonsonate cumple 93 años?
Con razón Hallmark quebró. Una avalancha de memes sin gracia, al igual que el Japi verde tu yú, de choto brotan en la pantalla omnipresente en nuestras manos.
Sin gracia es también cuando, cenando en paz, los meseros invaden la mesa vecina con trompetas y pastel; señal para que los entonados celebrantes se paren a ridiculizar el Sapo Verde, y se sigan intoxicando con shots de tequila. “Mariachis de choto no está mal”, grita la lorita.
Cierto, Pepita, no todas las celebraciones son aburridas. Recuerdo mi cumpleaños 24 en Venezuela, sin pastel pero con ron; sin Japi Verde, pero con un emotivo y bien entonado: Ay qué noche tan preciooosaa - esta noche de tu día – todo llenos de alegría – en esa fecha nataall...
Mejor ni tequila, ni ron, ni pastel. Yo prefiero celebrar fechas de acontecimientos memorables, como la graduación de un hijo, la reunión después de un viaje, un reconocimiento laboral, otro ascenso al podio.
El Lic. Alfaro aclara que ahora, martes 15 de agosto, no va a sudar frío, ni desaparecer de la ciudad como su mamá. Tampoco tiene planes de desvelarse pues mañana, antes que cante el gallo, le toca correr 16 con un par de bestias. Lo que sí va a hacer es apagar su celular, duro trabajar, a medio día nadar, temprano cenar y con los angelitos soñar.
Gracias, muchas gracias si ignoran mi cumpleaños, como yo estaré tratando de ignorarlo. En vez de pensar en mí, mejor recuerden al beato que este día cumple 100 años. Yo le pido, al futuro San Óscar Arnulfo, que el próximo 15 de agosto haya asueto nacional.
*Columnista de El Diario de Hoy.