Capaces de compasión

El Estado y nosotros como sociedad debemos dar el ejemplo a los que han cometido crímenes que somos capaces de tener compasión. Si no la tenemos ¿cómo podemos pedírsela a otros?

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23 September 2016

En China fue muy común que los delincuentes fueran castigados con diversas formas de tortura. La frase “tortura china” de eso se deriva. Es escalofriante darse cuenta de los cientos de formas que ha ideado el ser humano para hacer sufrir a otros. Somos una especie que puede llegar a ser especialmente cruel. Uno de los suplicios orientales consistía en colocar una rueda maciza de madera en el cuello de la persona, quien tenía que cargar ese gran peso constantemente. La rueda le impedía descansar ya que, al intentar recostarse, topaba con el suelo. La cabeza, pues, se mantenía siempre erguida, ocasionando fatiga y terribles dolores. 

Recordé esta imagen del hombre con la rueda hace pocos días al ver en el periódico una fotografía de una bartolina en nuestro país. Había tal hacinamiento que nadie podía acostarse, todos sentados cuerpo con cuerpo, con un mínimo espacio. Es obvio que dormir en esas condiciones es imposible, un simple anhelo. Como una tortura china. 

Este día salió la noticia de dos reos que fallecieron en una cárcel de La Unión. Tenían problemas renales y muy probablemente murieron de deshidratación. Imagino que las condiciones de hacinamiento son similares a las bartolinas mencionadas, con el agravante que en La Unión la temperatura llega fácilmente a los 40 grados centígrados. Es, simplemente, un infierno. Ya había pasado antes, y volverá a pasar, pues bastan pocos episodios de deshidratación para que los riñones colapsen. El shock térmico o “golpe de calor” como lo conocemos en Medicina puede ser fulminante.

Estos son solo dos ejemplos de las torturantes condiciones de algunas cárceles y bartolinas de El Salvador. Hay más. Está claro que, a diferencia de lo que se hacía en China, lo que pasa en nuestro país no es hecho a propósito, es daño colateral. Pero para el ser humano que está sufriendo no hay diferencia si lo que le está pasando es deliberado o no. 

Con el auge delincuencial que estamos sufriendo es lógico que las prisiones tengan una gran demanda, pero eso no justifica que nos olvidemos del ser humano y sus derechos.

La Sala de lo Constitucional declaró inconstitucional el hacinamiento en los reclusorios del país e instó a las autoridades a mejorar la condición de los detenidos. Tiene toda la razón, la tortura es inconstitucional. La teoría indica que la pena por delitos graves es la privación de libertad, punto. 

Sabemos que el principal problema de los centros penales es la falta de recursos. No hay, como en las películas, alcaides crueles que gozan con el sufrimiento ajeno. En mi trabajo he visitado penales y doy fe que la mayoría de las personas que trabajan con reclusos son gente buena.
Pero no hay recursos. Debería haberlos. Es factible, si se priorizaran los gastos. El gasto en más centros penales es necesario, es la respuesta sensata a la realidad que vive nuestro país. 

Muchas personas ven con indiferencia las penalidades que se sufren en las cárceles. Y algunos hasta se alegran de la situación, pensando que los internos bien merecido lo tienen por criminales. Aunque es deseable y justo que los malhechores sean aislados de la sociedad, nuestros pensamientos no deben guiarse por el odio o la venganza. El Estado y nosotros como sociedad debemos dar el ejemplo a los que han cometido crímenes que somos capaces de tener compasión. Si no la tenemos ¿cómo podemos pedírsela a otros?


*Médico siquiatra y columnista de El Diario de Hoy