"He venido de una situación díficil como ustedes, y sé que se puede salir y llegar lejos a través del fútbol". Eso resume el sentimiento que dejó Ronaldinho este martes, cuando compartió con unos 450 niños de zonas de alto riesgo de nuestro país, y que sueñan con que el fútbol se convierta en una escalera para superar esa condición, tal y como hizo el brasileño para después convertirse en una leyenda viviente del balompié.
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El campeón del mundo en 2002 con Brasil, de 37 años y que cumple una visita de tres días a El Salvador, dijo a los cipotes, presentes en el evento especial en el Mágico González, que "estoy de verdad emocionado por poder estar con todos estos niños. Le mando una felicitación a los organizadores por hacer este evento, y recibir el cariño de todos estos niños".