Los subsidios se reducen… Ni modo

El signo para reducir el gasto es apoyar a los más pobres. La clase media, desprotegida, es la primera en asumir la factura de estas reformas.

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26 September 2016

Como parte de las políticas económicas, los subsidios constituyen instrumentos que tienen la finalidad de reorientar la riqueza producida de un sector a otro de la población, como una acción deliberada del Estado. La visión económica y social del Gobierno determina estas políticas y su diseño, al igual que su impacto económico o social.
 
Países desarrollados utilizan este instrumento con la finalidad específica de reorientar recursos a favor de agentes económicos o sectores sociales, atendiendo un plan de crecimiento. Entre estos países se encuentran Estados Unidos y Europa. Igualmente, éstos cuentan con subsidios para los pobres, y parten que siempre estarán con nosotros. La prioridad en el uso de estos fondos de subsidio es a instrumentos para incentivar la producción, mejorar ganancias o para fomentar la exportación. Pueden ser transferencias directas o exoneración de impuestos.
 
La teoría económica nos dice que toda política de subsidio se sostiene básicamente de dos fuentes: a) Los impuestos o b) las ganancias de empresas estatales que aportan recursos o venden a precio subsidiado. 

Diferentes son los países del tercer mundo. Una complicada situación fiscal puede arrinconar a un Gobierno del tercer mundo al endeudamiento para sostener su política social, que la enfocan a pretender subsidiar a los que “necesitan”. Pero no  tienen una gestión que incentive la economía y la recaudación de tributos. Solo se les ocurre una solución: Se subsidia sólo al que “más” lo necesita, según el criterio de una burocracia. Focalizar.

El compromiso de estos gobiernos con los organismos financieros internacionales es focalizar los subsidios al gas propano, energía eléctrica, agua y transporte público, garantizando el pago de la deuda. En nuestro caso, el subsidio al gas, incluso cuenta con el Fefe, cuya recaudación es destinada a subsidiar el gas, energético para cocinar alimentos de sectores populares y para crecer la demanda a las gaseras.

En el 2011 el Minec implementó un nuevo esquema para la entrega del subsidio del gas. Ya no lo entregó a las empresas gaseras para que vendan a precio subsidiado, sino lo entregó a los consumidores seleccionados. Luego implementó el uso de tarjeta para que los beneficiarios recibieran el subsidio. 

La política económica del Gobierno ofrece profundizar lo social y se enfoca en los más pobres. Pero olvida a la clase media y lo logrado en su calidad de vida. El signo para reducir el gasto es apoyar a los más pobres. La clase media, desprotegida, es la primera en asumir la factura de estas reformas. 
Que la clase media está desprotegida es una realidad. Así lo ha señalado el alcalde capitalino en una clara confrontación con su partido político, al decir que “el número de empresas y familias que van a ser afectadas por la reducción del subsidio serán personas de clase media”. Y además afirmar: “Lo que viene es peor y esto podría acabar con la clase media en lugar de erradicar a la clase pobre”.

Los programas de subsidios como el 6 % a la exportación, a la electricidad, al transporte público, al agua potable y al gas, dieron respiro a la clase media mejorando su acceso a la vida moderna en alimentación, salud, vivienda, crédito, telecomunicación, vestuario, mobiliario y nuevos patrones de consumo. La clase media salvadoreña creció cuantitativa y cualitativamente.

Y sin duda el gas es el principal energético utilizado para cocinar. La electricidad se utiliza en 1.3 %, la leña en 22.9 %, en tanto que el gas el 71.8 %. El subsidio al gas ha sido efectivo para el desplazamiento del uso de la leña. En 1992, la leña se utilizaba en 55 %, el gas propano en 31 %. Este cambio si es ambientalmente positivo.
   

*Columnista de El Diario de Hoy
resmahan@hotmail.com