No solo es importante pegar primero, sino también saber cuándo pegar. Municipal Limeño le dio una clase exprés de contundencia a Luis Ángel Firpo, a domicilio, y le quitó los primeros tres puntos del torneo para llevárselos al norte de La Unión, mientras evidenció los problemas defensivos que sigue acarreando el equipo usuluteco y su limitada proyección ofensiva.
Limeño llega a cuatro puntos y embalado para recibir este domingo a Pasaquina en el derbi fronterizo, mientras que Firpo llegará con las mismas dudas que Águila al clásico oriental, sin ganar aún y, peor incluso, sin poder anotar gol en dos horas de fútbol.
Ya era demasiado problema para Firpo tratar de remontar dos goles con 45 minutos por delante, pero aún así lo intentó. A los 50', Bryan Landaverde se apartó de la marca al filo de los tres cuartos de cancha y envió un pelotazo con la derecha que Aguilera bloqueó a una mano, para frustración del volante y de la fanaticada usuluteca. Luego, al 60', César Flores y Pierre Pluchino se combinaron por derecha para dejar bien posicionado a Nicolás Muñoz en la entrada del área grande. La conducción del panameño se vio interrumpida por el central Arnulfo Cáceres, quien lo derribó arriesgándose a que le pitaran penalti en contra y ante los reclamos de ambos creativos firpenses.
Flores, que había entrado al minuto 41 de forma tempranera en lugar de "Chalatío" Lemus, fue clave para cortar en la banda derecha y aumentar la profundidad de los toros. También llegó Wilma Torres para conectar mejor los circuitos en la media cancha y el venezolano César González para replicar la tarea de Flores por izquierda. Pero el problema seguía estando en el área, donde el equipo local seguía apenas sin tocar balón ni ocasionar una llegada clara que les permitiera al menos el descuento.
La cruzada de Firpo en busca del milagro terminó abruptamente a doce minutos del final, cuando a Torres le tocó frenar en un contragolpe el avance del santarroseño Nelson Barrios. No era su especialidad no quizás su tarea, pero le tocó hacerlo y pagó cara su imprecisión con la segunda tarjeta amarilla del partido. Un castigo quizás demasiado duro para el 10 pampero, pero aún más para su equipo, que se cansó de buscar por lo menos un gol para maquillar la herida.