Incomprensible

Si el país progresa y crece su economía, todos deberíamos de crecer en igual proporción, ese debería ser el verdadero rol del Gobierno: un mediador justo.

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03 August 2016

No entiendo cómo es posible que nuestros gobernantes continúen aumentando impuestos (Ya van 22) a sabiendas que:

1. Esas medidas ahuyentan la inversión. El capital es volátil y se va donde encuentra las mejores condiciones.

2. A sabiendas de que si no hay inversión, el país se hunde y, por ende, el Estado obtiene menos recursos para educación, salud y seguridad.

3. A sabiendas de que colocan a la industria, el comercio y la empresa privada, motor de la economía, en desventaja con sus similares de otros países, en este mundo globalizado, donde funcionan la oferta y la demanda.

4. A sabiendas de que las empresas actualmente ya se encuentran en desventaja debido al alto costo de la seguridad.

5. A sabiendas de que las ideologías no ponen el pan en la mesa, ni reactivan las economías. Y la historia ha comprobado que los sistemas socialistas empobrecen los países. Solo basta observar las naciones que abrazan el Socialismo del Siglo XXI o la mal llamada Revolución Bolivariana. 

6. Cómo es posible que tomen como referentes gobiernos fracasados, decadentes, dictatoriales que adversan la libre expresión, la libre empresa, la prensa libre, las ideas ajenas, la libertad. Países donde es un delito pensar diferente.
 
Con este artículo, que es una crítica constructiva, solo pretendo hacer conciencia y ayudar a que la situación económica mejore en nuestro país.

LA SOLUCIÓN: Hay que unir esfuerzos e incorporar a todas las fuerzas vivas del país, buscar consensos. Hay que ser más eficaces, más tolerantes, más humanos, más cultos. Evitar los viajes innecesarios, el despilfarro y los gastos superfluos. Ya no pensar tanto en el lucro personal como en el bienestar colectivo. No ser tan cerrados y obstinados con ideas inoperantes, descabelladas, erróneas y tener la sabiduría de escuchar otras propuestas vengan de donde vengan, sin importar el color político, que puedan funcionar. Hay que tener en mente que la unión hace la fuerza. Y todos somos salvadoreños. No debe haber distinción de clases. Si el país progresa y crece  su economía, todos deberíamos de crecer en igual proporción, ese debería ser el verdadero rol del Gobierno: un mediador justo. No hay que darle cabida al odio o al resentimiento. Dejemos las medidas populistas. Volteemos la página, dejemos el pasado atrás y comencemos un nuevo capítulo con la única visión de beneficiar a nuestra patria. Con la única misión de darle prioridad a El Salvador.
  

*Colaborador de El Diario de Hoy.