Cree la extrema izquierda en este país “Que al soplar se hacen botellas”

Lo que es el talón de Aquiles de los negocios que montan los comunistas, que creen que “soplar y hacer botellas” es simple: se pone la tienda y allí llegarán los compradores como por arte de magia.

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Por Elizabeth Castro

01 August 2017

Los padres de familia y maestros de la escuela Belén de la Unión rechazaron un despacho de frijoles y arroz que los que capitanean Educación enviaron para los almuerzos escolares, ya que tanto frijoles como arroz estaban sucios y con gorgojos, no aptos para consumo humano y menos para dar de comer a niños.

Por otra parte, como se ha divulgado a los cuatro vientos, los del grupo en el poder han montado acoso contra los cafetines escolares, diciéndoles lo que deben y no deben ofrecer, pontificando sobre la alimentación balanceada, sobre carbohidratos y proteínas, etcétera, a escolares cuyas familias en su mayoría comen lo que hay sin tantos remilgos.

Es seguro que la intención sea caer encima del negocio vía “alba cafetines escolares”, como cuando pusieron presión sobre los bancos por cobrar intereses “usureros”, los sacaron del préstamo pequeño y fundaron su propia red crediticia poniendo los intereses que les da la gana y que según el decir general son leoninos.

La extrema izquierda ataca con exigencias sectores y negocios para cargar los dados a su favor y así montar sus propias empresas, si es que pueden calificarse como tales.

La patraña es igual de reprochable como cuando quitan a alguien su empleo para poner en ese puesto a sus parientes o compinches.

Pero el mercado rápidamente corrige el abuso, como lo demuestra el que prácticamente todos los negocios de los comunistas han ido cayendo en bancarrota, comenzando por la aerolínea Veca.

Y es que manejar negocios no es de “soplar y hacer botellas”, como lo sabe cualquiera que tuvo la fortuna de visitar los talleres de Murano, la Isla en Venecia donde elaboran en vidrio objetos de arte extraordinarios en su colorido y sus formas.

Los cristaleros venecianos cuentan con sus talleres, antiguos en siglos que han ido adaptándose a lo que el desarrollo tecnológico permite y lo que se descubre en cuanto a los minerales y químicos que se agregan al vidrio que se funde para obtener nuevas tonalidades y colores.

Los visitantes pueden ver cómo el artesano recoge del horno una cantidad de vidrio en la punta de un largo tubo, donde van “soplando” mientras con largas pinzas dan forma al objeto que elaboran, al mismo tiempo que “pegan” nuevo cristal candente a la figura que se crea.

Es natural que los objetos de mayor tamaño y que son obras individuales de artistas tengan el más alto precio, como los más pequeños llevan más puntos de color para darles vida y gracia.

Luego viene el mercadeo, los consignatarios, los cobros, el control de ventas, lo que se exporta y sus embalajes... además de ocuparse de inventarios, relaciones con proveedores, tareas que en mayor o menor medida ocupa a productores y comerciantes grandes o pequeños en todo el mundo.

 

Su política: embolsarse ganancias y hacer públicas las pérdidas

Lo que es el talón de Aquiles de los negocios que montan los comunistas, que creen que “soplar y hacer botellas” es simple: se pone la tienda y allí llegarán los compradores como por arte de magia.

El principio que rige para los rojos es de embolsarse las ganancias y pasar los costos y las pérdidas al público, a la gente. Los préstamos que adquieren (todos para “salud” y “pago de pensiones”) y que despilfarran en su fiesta tendrán que pagarse por todos los empobrecidos salvadoreños.