Inseguridad y migración son las debilidades salvadoreñas

En el Índice de Fragilidad del Estado, elaborado por The Fund for Peace, se evalúa a 178 naciones cada año.

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Por Vanessa Linares

01 August 2017

Los problemas de inseguridad y la migración del capital humano son el Talón de Aquiles de El Salvador, según señalan los indicadores elaborados por la Fundación por la Paz (Fund for Peace), que catalogó al Estado salvadoreño como el cuarto más frágil de la región centroamericana, y el 92 de 178 países a nivel mundial.

En el Índice de Fragilidad del Estado 2017 se analizan y puntuan 12 factores entre sociales, económicos, políticos y de cohesión, de aquellas instituciones claves del Estado tales como el ejército, la policía, el servicio civil, sistema de justicia y liderazgo, y entidades necesarias para mitigar las presiones que pueden dificultar el ejercicio de la gobernanza en un país.

Con un método de evaluación de 1 a 10, donde a mayor puntuación más frágil es el Estado; así pues el primero de la lista es la nación más frágil de los evaluados y, el último, el menos frágil.

Según Fund for Peace, aunque cada país tiene sus particularidades económicas, políticas y sociales, los estados frágiles coinciden en la pérdida del control físico del territorio o del monopolio del uso. También implica la erosión de legitimidad de la autoridad de turno para llevar a cabo acciones, la incapacidad de proporcionar servicios públicos básicos y de interaccionar con otros Estados como miembro de la comunidad internacional.

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Las calificaciones más preocupantes para El Salvador fueron las obtenidas en los indicadores “Aparato de seguridad” y “Vuelo humano y drenaje cerebral”. La primer categoría toma en cuenta factores criminales graves, como la delincuencia organizada y los homicidios, así como la percepción de la confianza de los ciudadanos en la seguridad interna. En este indicador, el país alcanzó un 7.3 de 10 puntos posibles.

En la segunda etiqueta mencionada, el indicador de vuelo humano, que considera el impacto económico del desplazamiento humano, sea por razones económicas o políticas, y con ello las consecuencias en el desarrollo nacional. “Por un lado esto puede implicar la emigración voluntaria de la clase media -particularmente segmentos económicamente productivos de la población-, como empresarios o trabajadores calificados como médicos- debido al deterioro económico en su país de origen y la esperanza de mejores oportunidades más allá al campo”, señala el ranking. Este indicador además considera que la migración del capital tiene implicaciones en el “desplazamiento forzado de profesionales o intelectuales que huyen de su país debido a la persecución o represión real o temida y, específicamente, al impacto económico que el desplazamiento puede causar en una economía a través de la pérdida de mano de obra profesional productiva y calificada”.

Las “Presiones demográficas”, “Queja colectiva”, “Desarrollo económico desigual”, “Servicios públicos” y “Derechos humanos e imperio de la ley”, fueron otros indicadores en los cuales el país obtuvo un puntaje en la escala entre el 6.3 y 6.9.

De acuerdo con el ranking internacional, el término “Estado frágil” se refiere a una serie de condiciones que debilitan al gobierno de un país según la demanda económica, política y social de sus habitantes.

El concepto también se utiliza en el sentido de un Estado que se ha vuelto ineficaz para cumplir sus funciones en materia de seguridad, justicia, transparencia y desarrollo social y económico; haciendo énfasis en cómo el Estado hace cumplir las leyes uniformemente según las tasas de criminalidad, corrupción y mercado informal.

 

 

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¿En el país hay apertura y liderazgo de gobierno?

Curiosamente, en el Índice de Fragilidad del Estado, El Salvador obtuvo sus mejores calificaciones en los indicadores de “Elites faccionalizadas” y “Legitimidad estatal”, ambas categorías evalúan a los gobiernos según su apertura y liderazgo en representación de los ciudadanos.

Según el ranking, el Estado salvadoreño sacó un 4.3 y 4.8, respectivamente.

El indicador de “Élites faccionalizadas” considera la fragmentación de las instituciones estatales a lo largo de las líneas étnicas, de clase, clan, raciales o religiosas.

“El indicador de Elites facccionalizadas mide las luchas de poder, la competencia política, las transiciones políticas, y donde las elecciones se producen, tendrán en cuenta la credibilidad de los procesos electorales (o en su ausencia, la legitimidad percibida de la clase dominante)”, explica el documento de la Fundación por la Paz.

Por otra parte, el de “Legitimidad estatal” considera la representatividad y apertura del gobierno y su relación con sus ciudadanos. Según el método de evaluación, este indicador analiza “el nivel de confianza de la población en las instituciones y procesos estatales y evalúa los efectos en los que no existe esa confianza, manifestada mediante manifestaciones públicas masivas, desobediencia civil sostenida o el surgimiento de insurgencias armadas”.

Cabe mencionar que para la Fundación, este indicador no necesariamente hace un juicio sobre la gobernabilidad democrática, pero sí considera la integridad de las elecciones donde tienen lugar (como elecciones defectuosas o boicoteadas), la naturaleza de las transiciones políticas y la ausencia de elecciones democráticas así como el grado en que el gobierno es representativo de la población de la que gobierna.

Top 10 Estados más frágiles

1. Sudán

2. Somalia

3. República de África Central

4. Yemen

5. Sudán

6. Siria

7. República Democrática

del Congo

8. Chad

9. Afganistán

10. Iraq

Los 10 Estados menos frágiles

1. Finlandia (178°)

2. Noruega (177°)

3. Suiza (176°)

4. Dinamarca (175°)

5. Suecia (174°)

6. Irlanda (173°)

7. Australia (172°)

8. Islandia (171°)

9. Nueva Zelanda (170°)

10. Canadá (169°)