Carta a los periodistas: Zanahoria y garrote

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Por Paolo Luers

31 July 2017

Colegas:

Escribo estas líneas el Día del Periodista – el día que un montón de enemigos de la libertad de expresión nos felicitan con mensajes hipócritas. Con excepción del día de rendición de cuentas del gobierno ante la Asamblea, el 31 de julio es el día que más mentira se difunde. Hasta los funcionarios oficiales encargados de la mentira, como Marcos Rodríguez y Eugenio Chicas, nos felicitan, cuando el resto del año tratan de impedir, manipular, amedrentar -y a veces comprometer con dádivas- el ejercicio libre del periodismo.

No lo he visto todavía, pero estoy seguro que el empresario publicista encargado de comunicaciones de ARENA está preparando un comunicado cursi sobre la libertad de expresión, la misma que se dedica a limitar dentro de su partido.

Los dueños del poder siempre nos quieren amedrentar a los periodistas para que nos supeditemos a sus diseños. A veces tratando de comprarnos, a veces amenazándonos. Con zanahoria y garrote se domestica al burro.

Lamentablemente, en nuestra profesión sigue habiendo burros. Cada vez menos, por suerte. Oficialmente ha desaparecido la práctica de las mentas, los tradicionales sobresueldos que en Casa Presidencial y otras oficinas (no solo del gobierno) pagaban a periodistas, editores y entrevistadores. ¿Ha desaparecido de verdad esta práctica? ¿Y los que estaban en planilla de Tony Saca y Mauricio Funes, se auto purificaron?

Año con año, las universidades gradúan mucho más comunicadores que los medios profesionales pueden absorber. Entonces, aceptan trabajos en oficinas estatales, algunas abiertamente opuestas incluso a la más flexible interpretación de ética y profesionalismo del periodismo, como Transparencia Activa, Radio Nacional, TV de El Salvador, AvancES; otros en las docenas de equipos de fake news disfrazados de medios digitales, montados por partidos, por la Alcaldía de San Salvador, por Casa Presidencial y por algunos empresarios que quieren limpiar sus negocios y nombres...

Los que aceptan estos empleos, tienen que saber que su trabajo nada tiene que ver con periodismo. Por supuesto que la libertad de expresión es válida para ellos, incluso cuando la abusen para manipular, desinformar y difamar – pero que no traten de pasar por periodistas. No son nuestros colegas, son tóxicos para nuestra profesión.

Los periodistas tenemos un compromiso con la ética profesional. Como cualquier profesional, tenemos el derecho de equivocarnos, pero nunca de vendernos a intereses ajenos a nuestra profesión. Esto incluso nos obliga a luchar, dentro de los medios que nos emplean, por nuestra independencia y contra la censura.

¿Estamos seguros que dentro de nuestro gremio -entre los reporteros, editores, columnistas, directores de medios, entrevistadores- han desaparecido la corrupción, la censura, la autocensura, las lealtades falsas con poderes externos (y opuestos) al periodismo? Yo no estoy seguro.

¿Estamos seguros que en nuestros medios podemos ejercer el periodismo crítico e investigativo, sea quien sea el afectado, y sin que nos inhiban las relaciones económicas o políticas que tenga con el medio? Tampoco estoy tan seguro.

Podemos afirmar con orgullo que el periodismo salvadoreño ha avanzado. Hay más pluralismo, más periodismo investigativo, más espacio para crítica y debate que nunca.

Pero no hay razones para bajar la guardia. Todavía la frontera entre periodismo y comunicación oficial es difusa, y hay puertas giratorias entre ambos. Además, es fácil tener medios críticos teniendo gobiernos tan desastrosos como nos están tocando ahora, y que además no son socios naturales de los empresarios mediáticos. La prueba de profesionalidad, la ética, el coraje y la independencia la enfrentaremos con el cambio de gobierno en el 2019. Ahí veremos de qué estamos hechos los periodistas.

Con todos estos peros: ¡Feliz Día del Periodista!

Paolo Lüers