La noticia de la última sesión sobre los diputados de la Asamblea Legislativa, antes de las vacaciones, fue que hubo plenaria luego de varias intentonas de rebeldía para no aceptar el fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en el que inhabilitó de voz y voto a los diputados suplentes; la sesión fue integrada por miembros propietarios y se desarrolló sin sobresaltos de ningún tipo.
El tema de los suplentes al parecer queda zanjado, por el momento, mientras no se tome la decisión de su importancia en el Órgano Legislativo, hacer una ley sobre la cuestión si se decide que son claves para el quehacer legislativo, y por supuesto, ser elegidos por la población con nombre, apellido y rostro.
Tras la sesión plenaria, escuché a varios legisladores propietarios, afirmar con bombo y platillo que pudieron formar la sesión, que han estado trabajando en diversas comisiones y se vuelve a la normalidad, no sin antes reconocer que tendrán que modificar la rutina legislativa, entre otras cuestiones porque varios diputados propietarios montaban su labor en el suplente, además, con mucha facilidad y sin mayor excusa, los suplentes eran protagonistas de deberes legislativos como si fueran los propietarios.
Mi intención no es detenerme en la cuestión de los suplentes, pareciera que está superado, mi punto es que se abre un oportunidad de oro, interesante para los diputados para lograr acuerdos de nación que el país demanda a gritos; sin duda alguna sería una señal positiva, muy positiva para la clase política y de gran beneficio nacional.
Uno, acuerdos básicos para manejar el presente y futuro del desarrollo nacional, lo que incluye el manejo de las alicaídas finanzas del Estado, una ley de responsabilidad fiscal que conlleve una política de endeudamiento, medidas claras y contundentes de ahorro sin afectar la inversión; la clave es sentar los acuerdos fundamentales de mediano y largo plazo que nos lleven a crecer y desarrollarnos aceleradamente; incorporar a los diferentes sectores de la vida nacional en esta tarea es esencial. Los discursos estridentes de confrontación, de ricos y pobres, de clase alta y baja, de derechas e izquierdas, debe quedar de lado.
Dos, una reforma política a fondo que achique a sus representantes legislativos (ya se dio un paso eliminando a los suplentes), ordenando las fechas de elecciones para que fuesen coordinadamente todas las elecciones populares cada cinco años. En este ámbito es urgente incorporar las reformas necesarias para fortalecer el proceso eleccionario de los próximos años para evitar líos como ocurrió en los comicios pasados.
Tres, elegir cuanto antes a los funcionarios de segundo grado bajo los criterios técnicos y decentes propios de toda elección para dirigir el Consejo Nacional de la Judicatura, el Procurador de Derechos Humanos y los magistrados de la Corte de Cuentas; se trata de nombrar hombres y mujeres técnicos, probos, decentes, alejados de toda práctica politiquera de cuarto nivel.
Cuatro, los diputados, y la junta directiva principalmente, debería tener claro, muy claro la agenda legislativa, no solo de acá a final de año sino al fin de la gestión, en cuanto a los temas prioritarios que deben discutirse y así aprobar las leyes que el país necesita para ponerlo en línea de mayor seguridad, además de contribuir con decisión el desarrollo y el crecimiento económico.
Y quinto, austeridad y eficiencia; lo he dejado por último porque si bien suelen ser cuestiones impactantes, cumpliendo los cuatro anteriores deja de ser esencial.
Sí, ahora hay oportunidad de bajar el presupuesto de la Asamblea Legislativa, no solo porque los suplentes no están ya en la jugada, lo que conlleva a menos oficinas, menor número de personal, viático, seguridad, comida, comunicación, entre otros.
Imagínense ustedes que se gastó medio millón de dólares en las pantallas gigantes, votación electrónica y los nombres con luces led para 160 diputados, cuando en realidad lo utilizarán 84 legisladores...
Más que esto, que es importante pero no esencial, quiero recalcar, insistir en que existe la oportunidad de que los diputados propietarios, sin sus suplentes, muestren toda su capacidad de negociar y alcanzar acuerdos para cumplir con esta agenda mínima de cinco puntos... de hacerse, sin duda alguna harán un gran bien a la Nación.
Editor Jefe El Diario de Hoy.
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