Las Olimpiadas y el cociente intelectual, defensa del mentado CI

La inteligencia que miden los buenos tests de CI es una dimensión humana que —como el peso, la estatura y otras más— se distribuye normalmente entre la población.

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12 August 2016

El Cociente Intelectual (CI) no existe en el sentido que sí existen el huevo que usted se está desayunando o el pan que le ayuda a empujarlo. El CI existe en el mismo ámbito en el que existen, por ejemplo, conceptos como el Presupuesto Nacional, el Producto Interno Bruto (que, según dicen, está más bruto que nunca), el triángulo equilátero o, para ponernos prosaicos, el dólar. El CI es una elaboración teórica, una convención creada por el hombre (se le adjudica a W. Stern) a inicios del siglo pasado. En su primera elaboración, era el sencillo resultado de dividir la Edad Mental que la persona obtenía en una prueba (la escala creada por Binet) entre la Edad Cronológica del sujeto, multiplicada esa razón por 100. (Ahora, descubrir esa “sencilla operación” le tomó a la humanidad 1,913 años, si lo quiere ver bien).

Muchos se oponen a la existencia, medición, importancia y/o uso del CI. Algunas de esas oposiciones son bienintencionadas y se agradecen. Las que no tienen esa buena intención o las que brotan de la ignorancia, son las que hay que enfrentar. 

Hoy discutiré la que sostiene que los tests de CI reducen a la persona a un número. En estos tiempos, tests que reclaman medir el CI hay muchos; válidos y fiables, muy pocos. Estos últimos suelen tener un costo elevado debido al delicado y dedicado proceso de validación y estandarización por el que han pasado. Suelen medir varios procesos cognitivos y los números que producen (los indicadores o puntajes de escala) resultan de comparar su desempeño con el de miles de otras personas de su rango de edad. 

Por ahora, bástenos saber que el cálculo del CI depende mínimamente de dos factores importantes: el instrumento y el profesional. Varios instrumentos cortan, además del bisturí. ¿Cuál emplea el cirujano para operar? Usted debe someterse a un procedimiento quirúrgico ¿acudirá a un médico generalista recién venido de una isla o a un cirujano experimentado? 

Un escenario adicional contra esa crítica. En el curso de una cita, se le indica que se pare en ese odioso instrumento usado por nutricionistas y otros profesionales para medir la fuerza de atracción que la tierra ejerce sobre usted. Cuando el resultado es escupido por el instrumento… ¿se siente reducida a un número? ¿Es usted más o menos por pesar 175 libras? ¿Cómo reacciona? ¿Rompe esa creación del ingenio humano por haberlo insultado, besa de alegría a su bella nutricionista por haberlo ayudado a llegar a ese peso, o se pone a trabajar más duro para llegar a las 180 libras que requiere para ingresar a la categoría de pesos pesados? 

La inteligencia que miden los buenos tests de CI es una dimensión humana que —como el peso, la estatura y otras más— se distribuye normalmente entre la población. Significa esto que si se administrara un test de CI, la mitad de la población puntuaría entre 90 y 110, la gran mayoría (un 82.2 %) puntuaría entre 80 y 120 y que solo un 2.2 % se alejaría en más de dos desviaciones típicas, por arriba o por abajo del promedio. 

¿Qué tiene que ver el CI con las olimpiadas? Tanto como el Presupuesto Nacional o el Producto Interno Bruto. ¿Estoy queriendo sugerir que debemos administrar a la delegación test de CI para determinar quién asiste? Para nada. Aprovecho para felicitar a nuestros deportistas, creo que hicieron buen papel. Las mediciones sirven para lo que sirven. Usarlas para otro fin distinto es desnaturalizarlas. 

Justamente porque sé lo que miden los buenos tests de CI, creo que podría argumentar convincentemente que la normalidad intelectual fuera exigida para algunos puestos públicos para los que actualmente solo se exige moralidad, honradez e instrucción notorias. Les aseguro que podríamos medir más confiablemente la inteligencia que la “moralidad, la honradez o instrucción notorias”. Pienso sobre todo en aquellos que en algún momento de su gestión nos representan a los ciudadanos, nacional o internacionalmente. Nos evitaría vergüenzas. No todas, pero algunas.
 

*Colaborador de El Diario de Hoy