Pretende un partido polaco anular pesos y contrapesos

Una ley así es lo que quisiera el oficialismo en nuestro país, cuyos grupos afines han atacado de diversas maneras a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y se les ha tratado de amarrar jurídicamente con infames decretos como el 743.

descripción de la imagen

Por Mirna Navarrete

25 July 2017

El partido mayoritario de Polonia, el nacionalista Ley y Justicia, aprobó una ley que le da el poder de nombrar o remover magistrados y jueces, provocando una enorme repulsa entre los polacos. El presidente del país, Andrzej Duda, ha vetado parcialmente la ley.

Millones de personas se han unido a las protestas marchando y encendiendo velas, ya que la normativa rompería el balance de poderes y el esquema de pesos y contrapesos, en efecto creando una dictadura como la de Erdogan en Turquía.

Una ley así es lo que quisiera el oficialismo en nuestro país, cuyos grupos afines han atacado de diversas maneras a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y se les ha tratado de amarrar jurídicamente con el infame decreto 743.

El argumento de los diputados polacos es que “lo democrático” es decidir todo por mayoría, lo que tendría como efecto que también por mayoría los diputados puedan administrar justicia y cambiar, anular, alterar o manosear libertades fundamentales de los ciudadanos, ir contra derechos que son un patrimonio de todo ser humano.

En este suelo los socialistas del Siglo XXI pretenden ir más allá de imponer leyes anticonstitucionales por mayoría legislativa y ya plantean procesos interminables de “acuerdos de paz”, lo que llevaría a inventar una y otra vez “nuevas justicias” como en cierta medida sucede en Nicaragua, país al que se califica como refugio de maleantes y donde se dice que el Poder Judicial está subordinado al sandinismo.

Los pesos y contrapesos institucionales, al igual que la división de poderes, son la garantía de grupos minoritarios, o de personas individuales, de que no serán atropelladas por una mayoría, como cuando un populacho puede agredir, vejar o matar a una persona sin razón alguna.

La división de poderes no es algo nuevo en la historia sino que se dio en la antigüedad, tanto en Roma como en Grecia. Fue Montesquieu quien sentó las bases de las democracias actuales en su “espíritu de las leyes”.

Nada irrita más a los efemelenistas que las sentencias de la Sala de lo Constitucional que les obligan a rectificar medidas o “leyes” impopulares aprobadas con la mayor desfachatez.

Queda por ver lo que la Sala va a dictaminar con la última disposición que, como denuncian los sindicalistas y organizaciones de la sociedad civil, “roba” quinientos millones de los fondos de pensiones, que no son “del pueblo” o de la humanidad, sino que pertenecen a trabajadores y personal de empresas, con nombres y apellidos, como nombre y apellido tienen los dueños de depósitos bancarios.

Un populacho enardecido condenó a Jesús

Aun en el caso que el presidente de Polonia no vete la ley, lo que resulta impensable, es dudoso que instancias superiores de la Comunidad Europea admitan semejante truculencia, pues rompería todo el esquema democrático puesto en pie tras largas luchas, tragedias y regímenes de fuerza, como lo sufrió Polonia bajo los nazis y luego bajo los soviéticos.

Proteger el derecho de las minorías es precisamente la gran conquista.

Los socialistas del Siglo XXI no sólo quieren atropellar a sus opositores y minorías, sino que además pretenden convertirse en tribunal de justicia, como si impartirla, definir lo que a alguien corresponde, su inocencia o culpabilidad, fuera asunto de popularidad, de votos y aplausos o rechiflas y acusaciones.

Un populacho condenó a Jesús y absolvió a Barrabás, uno de los capítulos negros de la historia, como fue asimismo la condena de Sócrates.