Con los pies sobre la tierra, sin ánimo de escandalizar, ni ser negativo, pero con la cordura y el cuidado que el tema requiere, después de que la semana pasada hablaba de las bellezas de nuestra naturaleza, hoy quiero expresar cómo siento y creo que sienten muchos salvadoreños, sobre cómo se encuentra El Salvador, desde la visión de los riesgos que confrontamos todos los días…
Hablando con un amigo alemán que está pensando visitarnos, al preguntarme cómo están las cosas aquí, espontáneamente le respondí: ¡El país está tomado!...
Sí, las calles y el tráfico, están tomadas por los señores buseros y microbuseros, hacen lo que quieren, siguen irrespetando las señales y el plan cero tolerancia y algunos hasta ponen pegatinas que dicen: ¡Cristo me guía!
Las calles alrededor de los mercados están tomadas por los vendedores en tal desorden que restringen el paso vehicular. El Sitramss se ha tomado la mitad del bulevar del Ejército y de la alameda Juan Pablo Segundo y además tiene gestores de tráfico, soldados y policías.
La función política y algunas instituciones están tomadas por políticos que diariamente nos sorprenden con grandes y pequeñas corruptelas.
Las calles y carreteras están tomadas por motoristas y motociclistas listos que con su carro o su moto adelantan peligrosamente, poniéndose y poniéndonos en riesgo de accidentes y luego quedándose en el carril de la izquierda. Hay colonias tomadas por fuerzas extrañas que cobran a la gente por entrar a su casa y no permiten que entren personas de otra vecindad. Las calles en los polígonos industriales y los alrededores están tomadas por los transportistas que dejan los contenedores aparcados por varios días estorbando el paso. En Santa Elena las aceras están tomadas por los carros y la paz social está tomada por la delincuencia, vivimos con miedo y en una semana hay aquí los homicidios que en Alemania en un año.
Y de la misma forma, en otros asuntos importantes para la sana convivencia, el desarrollo y el crecimiento del país, de las que nadie tiene control ni dominio, e incluso siendo optimista, se siente que en lugar de mejorar, empeoran.
Bueno, me dice mi amigo… ¿Y por qué no te vienes a España o Alemania?… ¡Aquí hay trabajo y puedes vivir tranquilo!… Y es una buena idea, pero yo soy de aquí, aquí nací, aquí quiero vivir y aquí quiero quedarme para la eternidad… Y como yo, muchos, que pudiéndose ir, queremos a nuestro país y preferimos convivir aquí con los riesgos mencionados y otros que seguramente el lector está añadiendo a la lista…
Por cierto… Volver al pueblo donde nacieron, vivir aquí la última fase de su vida y quedar para la eternidad, es el “anhelo secreto” de muchos salvadoreños mayores en otros países, que no vuelven por miedo.
Pues así las cosas, solo queda buscar formas de reordenamiento para entre el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y los ciudadanos, retomar el “estado de derecho”, que sin darnos cuenta con tantos riesgos estamos perdiendo.
Sí, si los dirigentes en todos los sectores y los políticos son de verdad “buenos salvadoreños” les corresponde focalizarse en retomar el Estado de Derecho. ¡Manos a la obra señoras y señores!…
*Columnista de El Diario de Hoy.
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