En las últimas semanas hemos conocido tres casos que han generado todo tipo de reacciones, uno: los excesivos y escandalosos gastos del fondo rotativo de la presidenta de la Asamblea Legislativa; dos, no cuadra el número de armas que destruiría el ejército; y tres, el uso abusivo de los vehículos del Estado, cuando fue pillada la hermana de un diputado que quería irse de vacaciones a Nicaragua en un carro asignado a un legislador.
Se trata de tres casos distintos, de dimensiones diferentes pero que muestran la debilidad institucional no solo para controlar el abuso de la clase política que usa bienes del Estado, como es el caso de la presidenta de la Asamblea Legislativa y el diputado que presta el vehículo a su hermana, sino el control estricto y minucioso sobre recursos tan delicados como son las armas de la Fuerza Armada.
En este último punto, déjenme señalar una cuestión: me parece raro, muy raro, que el ministro de la Defensa Nacional tenga que salir a la luz pública a defender su institución acompañado por toda la cúpula militar y en tono enérgico acusar a un medio de comunicación de estar conspirando contra la institución armada.
Me niego a creer que es un invento, creación de un periodista o un editor, lo publicado por La Prensa Gráfica el lunes pasado, donde se consigna que el Ministerio de la Defensa modificó cuatro veces, entre 2011 y 2012, un decreto que establecía la cantidad de armas, supuestamente inservibles que iba a destruir.
En todo caso, si hay un error o una imprecisión, lo que compete es aclarar y mostrar con hechos lo contrario, pero no amenazar y elevar a la categoría de conspiración, desestabilización o la intención de desprestigiar a la institución armada.
De igual manera sucedió con la presidenta de la Asamblea Legislativa al tratar de desvirtuar los gastos por 51,385.59 dólares del Fondo Circulante en un año; en la publicación de El Mundo se dice que hay facturas de pago de restaurantes por 5,580.50 dólares y 2,232.20 dólares en arreglos florales… incluso hay una factura por un dólar para la compra de una papaya.
La reacción no se dejó esperar, la funcionaria insigne miembro del partido FMLN acusó al medio de prensa de tergiversar los datos, presentar una información parcial y mal intencionada, al tiempo que sus compañeros de partido no solo la defendieron a capa y espada sino que se atrevieron a afirmar que se trata de una campaña mediática de la derecha contra el buen desempeño de la funcionaria.
Hubo una línea de defensa que aseguraba que se trata de un ataque a la presidenta de la Asamblea Legislativa porque se había destapado lo del diputado que prestaba su vehículo oficial a su hermana; cuando bien sabemos que los tiempos de ambos hechos no son coincidentes.
En el caso del carro asignado a un diputado de ARENA acá las cosas no son menos graves, no solo hubo mal uso del vehículo sino que se pretendió menospreciar la inteligencia del ciudadano y mentir; menos mal que el susodicho recapacitó, pidió disculpas, está dispuesto a ser sancionado y devolvió a la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa los dos carros asignados a su trabajo.
En este contexto, quiero señalar dos cuestiones sobre el papel de los medios de comunicación en su labor informativa; por un lado, la información noticiosa surge de los hechos, de las acciones de hombres y mujeres que actúan de una u otra forma; no se trata de inventos de un periodista o la fantasía de un editor para atribuir a un funcionario tal o cual acción, la prensa lo que hace es recoger, articular y difundir los hechos a través de una noticia.
Por otro lado, y esto es importante señalarlo una y otra vez, que el proceso para convertir los hechos en información, noticia, cumplen un proceso técnico y profesional donde se incluye la verificación de los datos, el contraste con las fuentes y sobre todo se escucha a todos los involucrados, incluso a los que son señalados de tal o cual acción noticiosa. Este proceso técnico tiene de base los principios y los valores no solo para tratar de ser y alcanzar lo más verídico y verdadero de los hechos, sino fortalecer a través de la práctica periodística el libre juego de la libertad y la democracia.
El antídoto para la mala gestión, las acciones incorrectas o simplemente la corrupción no es terminar con los medios y periodistas sino ser eficientes, honrados y no corruptos.
*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
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