Despertando la esperanza entre los salvadoreños

Meléndez ha comprobado que pretende seguir cultivando una buena reputación como fiscal. Es poco probable que se desvíe ahora. La ciudadanía no lo perdonaría.

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18 August 2016

Esta semana, la Fiscalía General de la República (FGR) coordinó allanamientos en contra de personajes cercanos al expresidente Mauricio Funes, en el contexto de una investigación penal en su contra por presuntos delitos cometidos durante su gestión al frente del Ejecutivo. El procedimiento fiscal ha despertado esperanza entre los salvadoreños, cansados de ver la impunidad con la que opera la clase política en el país. Muchos han comparado su reacción ante los allanamientos como la de un pobre hombre que anda perdido en medio del desierto, al borde de la insolación, y encuentra una botellita de agua en medio de la arena. Fueron pocos los que coincidieron y replicaron la rábida reacción de Funes, por supuesto limitada, como siempre, a mensajes en las redes sociales. Los argumentos endebles del exmandatario no encontraron eco en la mayoría, solo burlas e interpretaciones desfavorables.

Desde hace algún tiempo, los salvadoreños claman la instauración de un ente similar a la CICIG que opera en Guatemala. Los resultados obtenidos en años recientes a través del proyecto han despertado esperanza en países vecinos y motivado a sus ciudadanos a empujar porque se materialice algo similar en sus tierras. Hasta el momento, en El Salvador los planteamientos en este sentido han sido descartados por el oficialismo. La acción de la FGR ha despertado la esperanza que muchos estaban empezando a perder.

Esta no es la primera vez que el fiscal le marca en paso y la dirección a las autoridades de seguridad pública. Ya ha dado pasos en el rumbo correcto en muchos casos. La investigación de la negociación entre el Estado y los cabecillas pandilleros y la reciente desarticulación de una red de negocios lícitos dirigidos por testaferros de pandilleros, por ejemplo, han obligado a la Policía y al Ministerio de Justicia y Seguridad Pública a tomar caminos que, hasta la fecha, se habían negado a tomar. 

Cuando el actual fiscal general fue nombrado y develó a su grupo de trabajo, expliqué por qué la dinámica de trabajo pintaba diferente a lo de los fiscales tradicionales. Específicamente, razoné que Meléndez y la mayoría de sus allegados son fiscales de carrera y, por lo tanto, han invertido parte importante de su vida en cultivar una reputación basada en su desempeño en el contexto de la investigación y persecución del delito. Solo alguien con pocos dedos de frente sería lo suficientemente tonto como para botar años de trabajo arduo a la basura.

Meléndez ha comprobado que pretende seguir cultivando una buena reputación como fiscal. Es poco probable que se desvíe ahora. La ciudadanía no lo perdonaría. El movimiento ciudadano en contra de la corrupción que se está cultivando, es fuerte e imparable. Cualquier retroceso en la etapa judicial de los casos que han despertado esperanza entre los salvadoreños, despertaría una reacción contundente. El fiscal, sin embargo, ha dado señales que va por el camino correcto.

La FGR tiene la responsabilidad de enrumbar la seguridad pública del país. El resto de integrantes del aparato de seguridad marchan de acuerdo a melodías e indicaciones partidarias. La historia premiará la valentía de los funcionarios que se nieguen a las presiones, ofrecimientos y trampas de políticos y personajes oscuros que pretenden manipular el trabajo del Estado a su conveniencia.
      


*Criminólogo
@cponce_sv