No nos perdamos

A ninguno de los que han elevado su voz por el artículo que escribí creo que le gustaría que lo amarraran, lo amordazaran y lo lanzaran al fondo de un excusado, tragar y aspirar heces y morir entre la oscuridad, la fetidez, los desechos y las moscas.

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Por Elizabeth Castro

21 July 2017

La semana anterior escribí una columna sobre un bebé que al nacer fue lanzado en una nauseabunda fosa séptica y murió ahogado entre las heces fecales.a semana anterior escribí una columna sobre un bebé que al nacer fue lanzado en una nauseabunda fosa séptica y murió ahogado entre las heces fecales.

De inmediato abundaron los comentarios, muchos de ellos enfocados en que la joven condenada a 30 años de cárcel por ese repulsivo hecho es inocente y que no se ha probado que ella hubiera dado a luz y lanzado al fondo de la letrina al niño (porque era un niño, no un feto, como se alega tratando de restarle gravedad al hecho, como si no fuera un ser humano).

Otros se ponían a elucubrar si era feto o no era feto, si la palabra es correcta o no, si se le practicó la prueba de ADN, etc.

De repente se acentúa más la desgracia de la joven que el infortunio del bebé.

Un buen amigo, que tiene un gran corazón y no dudo de su sinceridad, me recriminó con amabilidad por qué antes no había escrito contra hechos tan horrorosos como la pena mínima que le impusieron a un descuartizador u otros crímenes.

En primer lugar, no soy un juez ni omnipresente ni pretendo pontificar sobre todos los escándalos que suceden en este país. No tengo por qué hacerlo y para eso hay otras voces que se pronuncian en este y otros medios. Yo tengo claro mi punto ahora y les pido que no nos perdamos: la horrenda muerte de ese bebé que no pudo defenderse, para el que nadie exigió derechos, que murió peor que un animal, que fue tratado como excremento.

Yo no me voy a desviar o a caer en agendas y trampas semánticas para no ver este otro lado de la tragedia.

A ninguno de los que han elevado su voz por el artículo que escribí creo que le gustaría que lo amarraran, lo amordazaran y lo lanzaran al fondo de un excusado, tragar y aspirar heces y morir entre la oscuridad, la fetidez, los desechos y las moscas.

Y lo repito: no estoy condenando a la joven, pues me aterra pensar cómo perderá lo mejor de su vida en una cárcel.

De corazón esperaría que tuviera una oportunidad y la aprovechara para seguir estudiando y comenzar de nuevo. Que sea inocente, que lo sigan litigando en los tribunales y enhorabuena que lo puedan demostrar y que queden claros hechos como que ella no sabía que estaba embarazada, si habría o no dado a luz justo en el retrete y que se haga una prueba de ADN si aún falta.

Lo último que se ha sabido que es que hay congresistas estadounidenses abogando por ella y de paso por la despenalización del aborto en el país en ciertos casos, pero nada se dice de la muerte del bebé.Mataron a un ser humano de la manera más inhumana y cruel.

Y que no me vengan a decir que no fue homicidio, porque el bebé no iba a lanzarse solo al retrete.

¿Qué se puede esperar de este país si ya hemos perdido la capacidad de asombro ante la injusticia, si a la gente le es indiferente que cada día mueran decenas de salvadoreños por la violencia y que un bebé sea tratado peor que la podredumbre y este hecho se pretenda olvidar a toda costa?

Ojalá podamos reflexionar sobre este caso y luchar para que hechos como este no se repitan, no por cuestión de religión, sino de humanidad.

* Periodista