¿Retroceso en formación de RRHH de Salud?

La saturación de estudiantes disminuye los espacios y restringe en cierto grado el proceso docente, agregándose una preocupante disminución de profesores en las diferentes asignaturas.

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Por Mirna Navarrete

20 July 2017

Hace más de medio siglo por tradición, costumbre y porque no existía otra opción los estudiantes de medicina, enfermería y otras profesiones conexas realizaban sus prácticas en los establecimientos del Ministerio de Salud, y como en esos tiempo solamente funcionaba una Facultad de Medicina y una Escuela de Enfermeras en la zona metropolitana, todo marchaba sobre ruedas sin dificultades.

Con el transcurso de las décadas y el advenimiento de cuatro nuevas Facultades de Medicina y una media docena de fuentes formadoras de enfermeras y carreras técnicas, las facilidades para el desarrollo de las prácticas de los estudiantes se volvieron cada vez más complicadas, limitadas y congestionadas, porque las áreas de prácticas no crecieron en la misma proporción.

Sobre todo, los estudiantes de medicina enfrentan dificultades en su formación no solo por las tradicionales carencias y deficiencias hospitalarias, sino también por el mantenimiento defectuoso de los equipos, la obsolescencia de la mayoría de los anteriores y los insuficientes insumos en el Laboratorio Clínico, Imagenología, Banco de Sangre, Patología, Centro Quirúrgico de Emergencia, etc. se suman la falta de espacios, salas de estudio y reuniones de trabajo, servicio eficiente de Internet, fallas diversas en la Central de Esterilización y Equipos, Lavandería y Ropería Hospitalaria y Aire Acondicionado que repercuten negativamente en el quehacer hospitalario cotidiano.

La saturación de estudiantes disminuye los espacios y restringe en cierto grado el proceso docente, agregándose una preocupante disminución de profesores en las diferentes asignaturas. Hay disputas encubiertas y no tan encubiertas de pacientes, ayudantías en el área quirúrgica, atención de partos y realización de procedimientos varios. Una situación poco común que nadie menciona es la sobrecarga en la relación estudiante/paciente que en algunos casos alcanza el nivel de molestia para el enfermo. El desplazamiento de estudiantes hacia la periferia e interior del país no es solución porque las dificultades son similares o peores además de los atrasos, pérdidas de tiempo y gastos en transporte y alimentación.

La interrogante cae por su peso: ¿Y entonces cómo es que se gradúan trescientos o más médicos al año? ¡En cuanto a enfermeras y técnicos no se diga! Ni modo, las prácticas las realizan de cualquier manera en nosocomios ciento por ciento asistenciales con algunas improvisaciones para admitir estudiantes. Hay que aceptar que en El Salvador no existen hospitales escuela en el sentido estricto del concepto, es decir, diseñados, construidos, equipados y dotados de las tecnologías avanzadas en función de la docencia e investigación.

El problema es más complicado de lo que parece porque, como ya lo he señalado en otras ocasiones, se suma la ausencia de un ente autónomo especializado que acredite hospitales, el anacronismo del marco jurídico del Año de Servicio Social Obligatorio, la desaparición de los límites de las zonas de influencia de los nosocomios existentes al triplicarse o cuadruplicarse la población bajo responsabilidad y la división del territorio en zonas de salud que ya no responden con la realidad actual.

*Colaborador de El Diario de Hoy.