No es cuestión de tirar manteca al techo pero esta Selecta dejó buenas sensaciones terminada la primera fase de la Copa Oro. Es cierto, El Salvador se clasificó como mejor tercero pero se vio una buena intención de juego en todos los partidos.
Ante México tuvo un aceptable inicio pero luego se derrumbó. Frente a Curazao lo definió en el primero y pudo aumentar la cuenta en la segunda mitad. Y ayer tuvo un muy buen primer tiempo -de los mejores de la “era Lara”- pero sintió el golpe del empate jamaiquino, después que Fito Zelaya no pudiera concretar el segundo con dos compañeros solos en el área que pedían el pase antes que el remate al arco.
La Azul tuvo una reivindicación para destacar: Derby Carrillo se rehizo de sus malas actuaciones en eliminatorias y terminó conquistando a la mayoría de la gente, sobre todo con el penal atajado a los curazoleños.
De la línea de fondo, con el cambio de Marroquín por Larín y se ajustaron los desacoples defensivos por esa banda, quizá el motivo de mayor preocupación en los dos primeros juegos.
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Se complementa bien la “nueva zaga alba” entre Romero y Mancía, aunque Roberto Domínguez siempre dio muestras de solidez. En la media, Narciso Orellana es una de las grandes revelaciones nacionales de este torneo y junto a Darwin forma una buena dupla de marca y salida.
Por derecha el pensante Mayén y por izquierda, el jugador más desequilibrante y el distinto del equipo: Denis Pineda. Arriba, dos hombres peligrosos: Fito -que a veces peca de egoísta- y Nelson Bonilla con su feliz reencuentro con el gol.
Más allá del feo final del partido de ayer, donde se jugaron 10’ minutos con “pacto de no agresión” entre los dos equipos, El Salvador fue más que los caribeños. El empate favorecía más a Jamaica que a la Selecta sobre todo por el rival que se viene (si ganaba, se jugaba ante Canadá) pero hubo acuerdo general de no atacarse.
¿Alcanzarán estos progresos en cuartos frente al híper-reforzado y favorito EE.UU.? Veremos. Lo importantes es que hay un camino... que hace tiempo no se vislumbraba.