La nueva Ruta de la Seda: “el proyecto del siglo”

El millonario proyecto incluirá carreteras, muelles, puertos, aeropuertos, oleoductos y gasoductos, entre otros.

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Por Redacción EDH

16 July 2017

Mientras Estados Unidos proclama medidas aislacionistas y se retira de proyectos de libre comercio de gran trascendencia como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), en donde jugaba un papel protagónico junto a 12 naciones que sumadas representan un tercio del comercio internacional y sumaban unos 800 millones de habitantes, China asume el liderazgo de la globalización y el libre comercio.

Y no es para menos, pues el gigante asiático abandera, desde hace más de tres años, lo que ya se denomina “El proyecto del siglo”: la Nueva Ruta de la Seda, una entramada red de obras de infraestructura que atravesará, por tierra y por mar, a 60 países, que juntos combinan un PIB de 21 trillones de dólares.

La red comenzará en China y abarcará a los países de Asia Central, Medio Oriente, parte de África, llegando al corazón de Europa, en Italia y Holanda; y pretende cubrir el 70 % de la población mundial, generar 55 % del PIB global y mover la cuarta parte de los bienes que produce el planeta.

Este programa, lanzado a finales de 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, comprende dos iniciativas principales: la Franja terrestre de la Ruta de la Seda (la Franja) y la Ruta de la Seda Marítima (la Ruta), e incluirá la construcción de nuevas líneas de ferrocarril y puertos; oleoductos, gasoductos y centrales eléctricas; carreteras y toda clase de infraestructuras de apoyo con miles de millones de inversión.

La propuesta “abrirá más oportunidades para el comercio, disponibilidad de recursos financieros y capacidades técnicas para una más rápida implementación de los proyectos de infraestructura relacionados”, señaló Xi durante el primer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, realizada en mayo pasado en Beijing, China.

La nueva Ruta de la Seda, también llamada “Una franja, una ruta”, pretende afectar a 4,000 millones de personas al abrir nuevas vías desde China hasta Europa, con cinco “pasillos económicos”: (China-Mongolia-Rusia, Asia Central, China-Pakistán, China-Myanmar-Bangladesh-India y ASEAN, y hacia Oriente uno marítimo hacia Corea del Sur y Japón) y luego hacia el Golfo, Oriente Medio, el Norte de África y Europa.

Según el Gobierno chino, en 2016 el comercio con los países que forman parte del proyecto de la Franja y la Ruta fue de 913 mil millones de dólares, equivalente a la cuarta parte del volumen comercial total de su economía. Una veintena de países se benefició con la construcción de zonas comerciales o de cooperación económica por empresas chinas que invirtieron más de 50 mil millones de dólares, generaron más de mil millones de dólares de ingresos fiscales y 180 mil empleos locales.

¿Cómo se financiará este megaproyecto que será transversal a un tercio del mundo? Según los desarrolladores de la obra habrá dos fuentes de financiamiento:

En primer lugar se encuentra el Fondo Económico de Inversión de la Ruta de la Seda, donde Beijing se comprometió ya con 50,000 millones de dólares y; en segundo lugar, el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura aportará otros 50,000 millones de dólares.

El Banco, con sede en Pekín, China, se creó en octubre de 2014 y cuenta con 57 países miembros, con China, India y Rusia como sus mayores accionistas.

Sin embargo, hay analistas que estiman que el proyecto puede llegar a sumar alrededor de 400,000 millones de dólares.

¿Y qué gana China con todo esto? Ocupar espacios económicos y financieros, colocar sus gigantescos excedentes monetarios, proveer conectividad a sus proveedores de materias primas, asegurarse su abastecimiento y desarrollar esos mercados internos para colocar sus excedentes de producción.

El comunicado final de la Mesa de mandatarios del Foro de Beijing, firmado el 15 de mayo pasado por los países que enviaron a sus jefes de Estado, menciona objetivos comerciales y económicos aperturistas a futuro; igualdad de oportunidades en licitaciones y respeto a las normas internacionales de financiación.

También se hizo mención explícita al rechazo al proteccionismo. “Reafirmamos nuestro compromiso compartido de construir una economía abierta, garantizar el comercio libre e inclusivo y oponernos a todas las formas de proteccionismo”, dice el texto.

Agrega el documento que los representantes de los gobiernos de los cinco continentes allí presentes “nos comprometemos a promover un sistema de comercio universal regulado, abierto, no discriminatorio e igualitario, bajo el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.

China invita al Tercer Mundo a sumarse

El presidente chino, Xi Jinping, manifestó que la Iniciativa de la Franja y la Ruta se centra en las naciones asiáticas, europeas y africanas, pero está abierta también a todas las demás.

En ese sentido, y para atraer a más países, Xi anunció que China ofrecerá ayuda por valor 8,700 millones de dólares a los países en vías de desarrollo y organizaciones internacionales que participan en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, para que puedan poner en marcha más proyectos para mejorar el bienestar del pueblo.

Quizá por eso Panamá no quiere quedar afuera de la historia por lo que recientemente anunció que estrechará sus vínculos económicos, diplomáticos y de cooperación con China, en desmedro de Taiwán, pues sabe que el canal ampliado, sus rutas ferroviarias y sus carreteras permitirán dinamizar con mayor fuerza el comercio que venga desde el Lejano Oriente.

Al respecto, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, señaló: “En áreas como la infraestructura, la conectividad y el desarrollo sustentable, existen claras posibilidades de una mayor cooperación a nivel regional y mundial. Consideramos que la Iniciativa ‘Una Franja, Una Ruta’ es clave en este proceso, ya que promueve los acuerdos comerciales regionales y mejora la conectividad en los países asiáticos, Europa y África, pero también en América Latina”.

Igual el jefe de Estado argentino, Mauricio Macri, ya se frota las manos con las oportunidades que ve con esta iniciativa, de hecho señaló que su país “es un gran productor de alimentos” que actualmente tiene capacidad para cubrir la demanda de 400 millones de personas, y que puede aumentar su producción de “manera exponencial”.

De ahí que Argentina puede “duplicar esa producción en los próximos años”, lo cual se traduce en una excelente oportunidad para aportarle mayor seguridad alimentaria a los países de Una Franja, Una Ruta.

El Gobierno asiático define a su iniciativa como un “proyecto sistemático” que se adhiere a las tendencias de un mundo multipolar, de globalización económica, diversidad cultural y gran uso de tecnologías de la información.