Buenos deseos para ARENA

Mi esperanza es que, una vez electo el nuevo Coena, los aspirantes al cargo que no resultaren elegidos se unan al triunfador, dándole todo su apoyo, sincero y entusiasta; que sean un ejemplo para el resto de los areneros.

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26 August 2016

No cabe duda: en El Salvador jamás moriremos de aburrimiento. Cada día, a cada segundo, un nuevo episodio supera al anterior en cuanto a gravedad y escándalo.

Sin embargo, todo eso no debe impedirnos enfocarnos en lo importante, analizar sus efectos en el largo plazo y no dejar que las novedades se impongan, impidiendo así que resolvamos nuestros problemas. Me refiero, por ejemplo, a los casos de corrupción que la vox populi venía señalando desde hace bastante tiempo y que finalmente han llegado a las instancias adonde deben ventilarse. Aparte de estar pendientes para que las instituciones funcionen, los simples ciudadanos no podemos hacer más. Por consiguiente, debemos dedicar nuestros esfuerzos a resolver aquellos casos que sí nos competen. Y creo que eso, precisamente, es lo que ha hecho ARENA.

En medio de tanto caos, es muy positivo el proceso interno que está viviendo. Sin dejar de preocuparse por los temas de nación, ese partido se ha dedicado en serio a reformarse, democratizando más su estructura y sus procesos y haciéndolo de cara a sus partidarios y a la población en general. A su presidente, Jorge Velado, le ha tocado maniobrar esa nave por aguas turbulentas, pero arribará a puerto habiendo cumplido su misión. ¡Felicitaciones, Jorge!

Deseo que la jornada electoral que se realizará mañana sirva para terminar, de una vez por todas, con las mezquinas rivalidades que en los últimos tiempos les ha hecho aparecer de mala manera ante la opinión pública, haciéndoles ver como un partido dividido, sin vocación de servicio patrio ni disciplina. Porque una cosa es el derecho a disentir y otra, muy diferente, convertirse en un enemigo interno, sin capacidad para manejar las diferencias. Eso, en política, es un pecado mortal. Y ARENA lo ha pagado caro.

Mi esperanza es que, una vez electo el nuevo Coena, los aspirantes al cargo que no resultaren elegidos se unan al triunfador, dándole todo su apoyo, sincero y entusiasta; que sean un ejemplo para el resto de los areneros y se cierre, mañana mismo, el desagradable chambrerío, la crítica injusta y los rencores que pudiesen existir. En ARENA, sus miembros se llaman, unos a otros, “hermano arenero”. Entonces, ¿por qué actúan de una manera tan contraria, señalando, culpando, ensuciándose entre ellos? Es el momento de la unidad, de enfrentar drásticamente, como un solo hombre (en ARENA no se estila el enfoque de género, así que entienden que esa frase encierra también a todas las areneras, que son numerosísimas, valientes y de gran valía) a los verdaderos enemigos: la pobreza, material y moral que nos carcome, la corrupción, la falta de inversión que redunda en falta de oportunidades, la pésima educación que reciben nuestros niños, los desastrosos servicios de salud que terminan por enfermar aún más a nuestra población, los fracasados “programas sociales”, criaderos de vagos y mantenidos, solo por mencionar algunos. En fin: sacar a nuestro país del profundo abismo en que los gobiernos efemelenistas lo han sumido. A eso deben dedicarse, no a denigrarse entre copartidarios.

Los areneros tendrán mañana la oportunidad de mostrar su madurez política y su patriotismo, pensando y actuando, como lo dice su lema, “Primero El Salvador, Segundo El Salvador, Tercero El Salvador”. Si así lo hacen, el lunes amaneceremos disfrutando de un ambiente político mucho más optimista. Quiera Dios que así sea. 

*Columnista de El Diario de Hoy