La incertidumbre…

El escepticismo no es buen compañero de viaje. Aleja la inversión local y extranjera, impide la adopción de acuerdos sobre aspectos fundamentales en materia económica, produce una “sospecha” en cualquier acto o declaración que hagan los funcionarios públicos y los políticos.

descripción de la imagen

Por Mirna Navarrete

12 July 2017

La incertidumbre se ha convertido en “la madre” de todos los problemas nacionales. La falta de certeza sobre diferentes aspectos que podrían afectar el bienestar general agobia a los ciudadanos diariamente. Cada quien se resguarda, como puede, de la amenaza de las pandillas; las empresas, principalmente las micro y pequeñas, viven con el agobio de las extorsiones; los empleados perciben la preocupación de sus jefes por la excesiva burocracia y los consecuentes retrasos que esa situación causa en el cumplimiento de las metas y los objetivos anuales; las plenarias legislativas se han convertido en una “caja de sorpresas” en las que se desconoce si serán aprobadas reformas que afecten al sistema de pensiones, a la libertad de expresión y al combate a la corrupción o, si por fin, se adoptarán medidas que garanticen la fidelidad de los resultados en las próximas elecciones.

A la desconfianza la alimentan las amenazas de los funcionarios y la excesiva regulación gubernamental. Recientemente el titular del Tribunal Supremo Electoral advirtió a las organizaciones civiles abstenerse de “desestabilizar” las próximas elecciones legislativas y municipales. Por otro lado el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública presentó el proyecto de prevención de la violencia en el que se propone la “autorregulación” para que los medios de comunicación filtren el contenido de las noticias relacionadas con hechos de violencia para no afectar la salud mental de los salvadoreños.

Asimismo las carteras de Salud y Educación anunciaron la aprobación de la “normativa de tiendas y cafetines escolares saludables”, la que, según las gremiales empresariales de alimentos y bebidas, no fue estudiada en la mesa donde se estaba analizando el contenido de la misma desde hace por lo menos dos años.

El sector privado también se queja de los constantes retrasos en las aduanas, la arbitrariedad con la que se aplican las leyes fiscales y el retroceso en la facilitación del comercio. Una regulación adicional tiene que ver con el examen psicológico para obtener la licencia de conducir.

En materia de estabilidad política la duda surge cuando se estudian las consecuencias generadas en otros sistemas por la insatisfacción ciudadana con la democracia. Como ya se ha comentado, “la demonización” de los partidos por parte de la población los ha debilitado hasta el punto de afectar la composición de los congresos, es decir, el número de partidos y diputados que los integran, mostrando rupturas significativas, lo que ha entorpecido la gobernabilidad legislativa, dificultando a su vez el avance de los programas presidenciales que necesitan de leyes para su implementación. Ciertamente lo anterior depende de la capacidad del mandatario para “tejer” alianzas; pero esta tarea se vuelve más difícil si los partidos con los que debe discutir son diez y no dos o tres y, si además, existen varios diputados independientes, cada uno con su propia percepción de la realidad.

En definitiva, el escepticismo no es buen compañero de viaje. Aleja la inversión local y extranjera, impide la adopción de acuerdos sobre aspectos fundamentales en materia económica, produce una “sospecha” en cualquier acto o declaración que hagan los funcionarios públicos y los políticos y, en resumen, no permite resolver los dilemas colectivos. Cuando se está al acecho permanentemente, los actores se enfocan en lo urgente y descuidan lo importante. ¿Cuánta energía, creatividad e imaginación malgastamos semanalmente dedicándonos, entre otros temas, a pensar en las estrategias para evitar que el Estado expropie los fondos de pensiones; a calcular cuál es el plan de la autoridad electoral para evitar que se repitan los enredos de los comicios de 2015; a bregar con los inconvenientes que imponen las oficinas públicas para facilitar los negocios y a detener todo intento de pervertir las instituciones nombrando funcionarios de segundo grado con agenda ideológica y partidaria?

Uno de los más importantes asuntos que deben atender los precandidatos presidenciales y los aspirantes a diputados y a alcaldes es la creación de certeza, predictibilidad y seguridad jurídica que piden los empresarios, los trabajadores y los ciudadanos. Continuar sin una visión de país, con el camino empedrado y lleno de obstáculos hacia el futuro, aumentará la incredulidad y sumará más años al enorme retraso que ya presenta el desarrollo nacional.

*Columnista de

El Diario de Hoy.