El porqué de la porfiada insistencia del aborto y matrimonio “gay”

El fin del matrimonio no es únicamente la reproducción, ello sería reduccionista, sino también tiene fines económicos, políticos, etc., dependiendo de cada pareja.

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Por Mirna Navarrete

12 July 2017

A Dios el honor, la gloria y la honra. Al hombre en la tierra, respeto a sus derechos. Y a la mujer, respeto a todos sus derechos y a su cuerpo.

Este texto, lejos de cualquier mensaje peyorativo u ofensivo para terceros –porque a nadie debe interesarle peso, edad, altura u otras características de otras personas-, busca esclarecer por qué es importante hablar y permitir lo más pronto posible el aborto y el matrimonio para parejas de personas del mismo sexo. Existen cuestiones en las que la Iglesia puede opinar, pero jamás decidir, porque nadie puede elegir sobre la vida y cuerpo de la mujer o sobre las decisiones personales de una pareja, independientemente de su orientación sexual, identidad de género o sexo, mientras vivamos en un Estado Democrático de Derecho.

En primer lugar, el aborto no debería estar totalmente penalizado en El Salvador. El aborto existe, estando penalizado o no. Las ricas abortan en Miami de manera segura y las pobres abortan en sus pueblos con altas posibilidades de morir o enfrentar un proceso penal con vicios de tipicidad (y es que aquí, contrario al principio penal de tipicidad del delito, se acusa por homicidio agravado y no por aborto). Así de cruda es la realidad.

El problema también se le agrava al Estado en el área de Salud Pública cuando existen abortos inseguros e ilegales según el estudio “Exploring the costs and economic consequences of unsafe abortion in Mexico City before legalisation” por Levin C. en 2009. Es al Ministerio de Salud a quien le toca invertir en procesos de salud por abortos ilegales e inseguros que tienen como consecuencias el peligro de la vida de la mujer. Al contrario de un aborto seguro y legal, donde la inversión en salud resulta muchísimo menor y la tasa de defunciones por la práctica de abortos es muchísimo menor.

Sí, sí existe un efecto postraumático por abortar. No lo negamos. Aunque este no es causado por el aborto, sino por la doble moral de una sociedad y de una Iglesia que culpa a la mujer que ha abortado según el estudio Abortion and Mental Health de la American Psychologist Association del año 2009. Y es que ya es hora que las diputadas y diputados dialoguen sobre el tema y permitan que puedan realizarse abortos seguros y legales y entregarles todas las garantías procesales a los médicos para que puedan ejercer su trabajo de la manera más eficiente.

En segundo lugar, no le llamemos matrimonio gay, sino únicamente Matrimonio. Es el mismo derecho y la misma institución para todos. El matrimonio entre parejas de personas del mismo sexo no niega el tema de la reproducción humana (nunca nadie lo ha mencionado), sino que lo desea y lo busca con temas relacionados a la adopción y distintos tipos de fecundación. Y además, recordemos que el fin del matrimonio no es únicamente la reproducción, ello sería reduccionista, sino también tiene fines económicos, políticos, etc., dependiendo de cada pareja.

Lo que cada pareja decida hacer en su privacidad corresponde únicamente a su intimidad. Relaciones con terceros se dan en personas con atracción a personas de distinto sexo como de igual sexo. No responde únicamente a si alguien es gay, lesbiana, bisexual o trans. Tratar de descalificar a la comunidad LGBTI+ por prácticas sexuales resultaría inocuo. Y es que cada persona, independientemente de su orientación sexual e identidad de género, puede vivir y explorar su sexualidad a su manera y ello no tendría por qué calificarse como “inmoral”, siempre que no consistiere en delito. “Triejas” en relaciones heterosexuales existen, pero que no se encuentren visibilizadas es otro problema que no corresponde ahorita discutir.

Finalmente, en cuestiones de políticas públicas no hablen de Dios y Satanás, solamente hablen de derechos y secularización. Les llaman feminazis, abortistas, frígidas, brujas, maricones, plumas, confundidos, entre otros. Pero son ellas y ellos quienes han ido alcanzado derechos sociales, políticos, económicos y culturales. ¡Así que sigamos utilizando los peyorativos y redefinámoslos, porque eso significa que se están ejecutando cambios sociales!

*Miembro de Xpressate.net (@xpressatenet) y del Colectivo Normal (@ColectivoNormal)