Un estudio hecho público hoy que analiza la importancia del café en la economía de Guatemala y el estado actual del sector exhorta al Estado a mirar las políticas "robustas e integrales" de Colombia y Honduras para mantener a flote y aumentar la actividad cafetalera.
El documento, elaborado para la Asociación Nacional del Café (Anacafé), destaca que en Guatemala el café es un cultivo tradicional de "gran importancia" que por diversas razones ha decaído en volumen desde 1999, cuando se dio la producción máxima con más de 5,5 millones de quintales en 400.000 hectáreas.
Entre los motivos están la caída de productividad y de márgenes de ganancia y por último el tema de la roya, apunta el estudio, hecho por Paulo de León, de la consultora CABI.
En al actualidad, en 390 mil hectáreas, el 3,4% del territorio, el departamento más importante en producción es Santa Rosa, con un 14,3% del total, seguido de Huehuetenango (14,2) y Chiquimula (9,7).
En materia de tipo de productores se segmentó la industria, siendo el 97 % pequeños caficultores que producen el 47 % del volumen total, mientras que los medianos producen un 31 % y los grandes un 22 %.
Cerca de 400 mil empleos directos o indirectos están ligados al café, siendo en las áreas rurales, donde no hay oportunidades, donde se concentra el mayor número, aunque se cree que en total son casi 2,5 millones de personas las ligadas al sector "de alguna manera".
El modelo de impacto económico de la consultora CABI estimó que para el año 2016 el café tuvo una huella completa de 1.500 millones de dólares en la economía, un 2,3 % del total del PIB, de los cuales casi 90 millones son ingresos para el Gobierno y el resto salarios y beneficios para las familias implicadas.
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La migración hacia Estados Unidos está "plenamente confirmada que tiene un componente que depende de la situación del café", porque en los malos tiempos para el cultivo las familias emigran hacia el norte como lo hicieron durante la gran crisis del café del año 2001 y 2002.
Según Anacafé, las exportaciones guatemaltecas de este sector tienen en Estados Unidos su principal destino, con más de un 40 % en los últimos años, seguido de Japón y Canadá, cada uno con algo más del 10 %, aunque entre el año 2000 y el 2015 otros mercados han ido creciendo, como Taiwán, Corea del Sur o Nueva Zelanda.