Vive y deja vivir

Es evidente que las naciones no pueden detener la presión popular – en cualquier tema; más temprano que tarde, tienen que ceder.

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Por Mirna Navarrete

10 July 2017

Voy leyendo que para que una ciudad sea considerada óptima para la vida gay, esta debe de ofrecer muchas posibilidades de encontrar pareja, una vida nocturna efervescente, mentes abiertas, poco bullying y la posibilidad legal de casarse y adoptar.

San Francisco se me vino a la mente, pero resulta que Madrid se lleva la corona de paraíso gay (y por gay me refiero a LGBTI). Le siguen Ámsterdam, Toronto, Tel Aviv, Londres, Berlín, Barcelona, Nueva York, Río y, en el décimo lugar, San Francisco.

La oferta más espinosa es la posibilidad legal de casarse y adoptar. Esto por ser tema controversial, disputado entre la ley y la religión. Si en El Salvador hicieran un referendo sobre el Sí y el No, yo anularía mi voto, aunque poco me falta para marcar el Sí, pues creo en vivir y dejar vivir.

Al igual que Darwin, creo también en la evolución o muerte. Además de evolucionar, nuestra mente debe abrirse, aprender tolerancia; aceptar que todos somos homo sapiens, no importa nuestro chasís, color de piel ni orientación sexual.

Soplan vientos de cambio. Así lo evidencia la bandera gay, ondeando a la par de la bandera de Texas, en el vecindario de mi hermana en Houston, sobre una placa en que se lee “En esta casa creemos que las vidas negras importan, que los derechos de las mujeres son derechos humanos, que ningún ser humano es ilegal, que el amor es el amor”.

El cambio de milenio trajo cambio de mentalidad y, en el mero 2000, Holanda se convierte en el primer país en legalizar las bodas gays. 17 años más tarde, también es legal en otros 23 países. De nuestro vecindario, se encuentran en la lista (de Norte a Sur): Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay.

Es evidente que las naciones no pueden detener la presión popular – en cualquier tema; más temprano que tarde, tienen que ceder. Así como cedió Deutschland, ante las bodas gay, hace menos de dos semanas. “Para mí, el matrimonio es la unión entre hombre y mujer, pero respeto el mandato de nuestra Bundesrepublik”. Sabias palabras de la Frau Merkel.

¿Y en Cuscatlán?

Aún estamos verdes, muy verdes, para que la bandera del arcoíris se ondee en nuestro firmamento, para que la renovación tome posesión. 3 ejemplos:

Ejemplo 1: Para dejar huella, con motivo al “día del orgullo”, el pasado 28 de junio, la comunidad gay cuscatleca, gracias a pinturas Protecto, pintó su bandera en las cebras peatonales de la 49 y Los Héroes. Aún fresca su obra, nuestro machismo e intolerancia insultan su orgullo pintando “culer...” encima de las franjas multicolor.

Ejemplo 2: Como primera muestra de “aquí yo mando”, unos areneros dinosaurios destituyeron al director de comunicaciones de su ala juvenil y, como consecuencia, forzaron la renuncia de 5 mentes abiertas; también rechazaron la transfusión de sangre fresca, la que no entona “El Salvador será la tumba, donde los rojos terminarán”.

Ejemplo 3: Las esperanzas del partido tricolor, el bombero diputado, y su homólogo “un político menos”, sacuden sus bases al declinar su reenganche legislativo el próximo año, por ser acusados de rebeldes por los mismos dinosaurios.

¡Rebeldes son ustedes, señores dinosaurios!

Esta purga, rechazo y renuncia de mentes abiertas evidencia lo cerradas que están sus mentes, y dejan sin partido a la mayoría que no queremos que el FMLN siga hundiendo al país. ¡Abran sus mentes! ¡Dejen de mezclar la Constitución con la religión! ¡Vivan y dejen vivir!

ARENA ha retrocedido en su capacidad de ser el partido de la juventud divino tesoro, cuyo apoyo es indispensable para ganar curules y alcaldías, y recuperar La Casona. Sin el voto de los jóvenes, nuestro país termina de colapsar.

Para este desastre evitar, ARENA necesita, entusiasmar; necesita evolucionar.

De lo contrario, la presión popular otro partido hará brotar, o el FMLN en el poder se va a perpetuar. Queda poco tiempo para despertar y actuar.

“WAKE UP!”, grita la lorita Pepita.

*Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com