Extraña renovación

La cantidad de diputados pretendiendo reelegirse dio el tiro de gracia a la esperanza de ver en las curules nuevas caras y mejores talentos, todavía no manchados por las prácticas corruptas de los apoltronados, como derecho adquirido.

descripción de la imagen

Por Elizabeth Castro

08 July 2017

El anuncio de que ARENA entraba en una etapa de renovación fue motivo de entusiasmo y esperanza, pues la RAE dice que renovación significa: “Hacer de nuevo una cosa: volverla a su primer estado”, lo que fue interpretado como limpiarse de tanta porquería que en sus casi 30 años de existencia ha acumulado el partido tricolor y desechar elementos perjudiciales, que olvidando el grito de su fundador, “Primero El Salvador. Segundo El Salvador. Tercero El Salvador” se han colocado ellos, y sus intereses, en el lugar de la Patria.

Los últimos sucesos ocurridos dentro del partido han matado las ilusiones de quienes creyeron que finalmente el principal partido de oposición sería capaz de sacar al FMLN del gobierno, que debe ser el objetivo primordial, el fin por el que todo salvadoreño consciente debe luchar con alma, vida y corazón.

Mereció aplausos el inicio del proceso de elecciones internas, contrarias a la práctica roja de imponer a sus cuadros, dando oportunidad de participar a elementos jóvenes, entusiasmados por trabajar por esa Patria que todos queremos de paz, progreso y libertad, tan pregonados, mediante una Asamblea renovada.

Pero tristemente, el despertar del sueño se convirtió en pesadilla, al comprobar que la renovación no era volver a ese primer estado, que con las elecciones de 1989 inició una era de prosperidad tras el sangriento conflicto armado. Han copiado la dictadura de imposición del partido gobernante, cubriéndola con el falso maquillaje de un nuevo amanecer.

Se desmoronaron las ilusiones al contemplar que figurones arcaicos, que debían jubilarse, se postulaban en Santa Ana y Antiguo Cuscatlán, y el partido, sin dar explicaciones, eliminaba todo candidato que pretendiera postularse a esas alcaldías y a la de San Salvador. El mensaje fue claro: un solo candidato, el nuestro, les guste o no les guste. ¿Temor de que los votantes demostraran libremente su rechazo a los ungidos?

La cantidad de diputados pretendiendo reelegirse dio el tiro de gracia a la esperanza de ver en las curules nuevas caras y mejores talentos todavía no manchados por las prácticas corruptas de los apoltronados, como derecho adquirido. Es absurdo pretender que votemos por legisladores que han cometido actos de corrupción en el desempeño de sus funciones.

Resulta decepcionante que el Coena respalde a David Reyes, olvidando la bochornosa historia del viaje de su hermana en vehículo oficial, que burdamente pretendió negar. Desestimar el nepotismo de Mayteé Iraheta contratando a su hermana. Y la bravuconada de Velásquez Párker entrando armado a la Asamblea y su irrespeto a la prensa. Pareciera que la cúpula del partido considera que los ciudadanos somos tan ignorantes como para votar por personas con tan dudosas credenciales éticas, solo porque la dirigencia los postuló. Es más de lo mismo, y para eso, igual seguimos con el Frente.

Lamentable la renuncia de los diputados Wright y Valiente, cuyo desempeño en la Asamblea ha sido admirable, y aunque por carecer de suficientes elementos de juicio no puedo opinar sobre los motivos que tuvieron para tomar una decisión tan seria, valdría la pena que reconsideraran su posición, ya que desde dentro de ese nido de víboras en que se está convirtiendo el Salón Azul, tendrían más oportunidades de sanear la podredumbre. Deben pensar seriamente que la única razón que debe animar a todo salvadoreño es luchar con todas nuestras fuerzas para sacar al FMLN del gobierno. El resto de las razones, por muy válidas que sean, no debe constituirse en prioridad. Que Dios los ilumine para que con su esfuerzo, sigan contribuyendo a salvar a El Salvador.

*Columnista de El Diario de Hoy.