El pueblo salvadoreño está viviendo una tragedia enorme. Ha sido capturado por un grupo de políticos que, organizados en el FMLN, conspiran diariamente para eliminar la democracia del país. Pero esto es solo un componente de la tragedia. De hecho, es claro que con los pésimos gobiernos que el FMLN ha presidido su popularidad entre la población es cada vez menor. Su voto duro ha caído de 30 por ciento del electorado a menos de 20. Esas deberían ser buenas noticias.
Pero hay otro componente, que es el que le da la categoría de tragedia a lo que está pasando: la popularidad del partido en el que el país puso su esperanza por muchos años, ARENA, está cayendo más rápido que la del FMLN. Más trágico todavía es que los que controlan ARENA parecen pensar que la culpa de esto es del pueblo, que a fuerza tendría que apoyarlos para evitar caer en una tiranía comunista. Pero en realidad la culpa es de ellos, que están haciendo todo lo posible para repeler a los votantes, que los perciben como un grupo que, como el FMLN, están abusando de su poder para asegurarse de que nadie se los pueda quitar.
Esto fue precisamente lo que significó Johnny Wright cuando dijo hace unas semanas que ARENA se está pareciendo cada vez más al FMLN. ARENA negó que esto estuviera pasando pero inmediatamente procedió a confirmar con sus acciones lo que Wright había dicho. En su proceso de elecciones internas, arbitrariamente eliminó, sin ninguna explicación, sin debido proceso, sino de dedo, a 62 aspirantes a candidaturas de alcaldes que amenazaban con quitarles el puesto a políticos tradicionales del partido. Mucha gente que había creído que las promesas de renovación eran ciertas comprobaron amargamente que el partido se está cerrando cada vez más.
Luego la cúpula de ARENA procedió arbitrariamente contra el mismo Johnny Wright, Juan Valiente y dos mujeres jóvenes que añadirían fuerza a los que quieren renovar y democratizar el partido. Les negó la posibilidad de formar equipos de propietario y suplente para debilitar su efecto en el partido y la Asamblea. Wright y Valiente, dos de los diputados más votados y valiosos de la Asamblea, correctamente y demostrando el temple que necesita el país, decidieron no correr en las siguientes elecciones y denunciar el abuso de poder. El partido se quedó atónito ante el apoyo enorme que los cuatro jóvenes obtuvieron inmediatamente de la ciudadanía.
ARENA decidió entonces aplicar otra receta tomada directamente del FMLN: tratar de descalificar con ataques personales asquerosos a estas personas, que han trabajado competentemente por la libertad del país por varios años y cuyo único pecado ha sido mostrar el valor y la independencia de criterio que demandan los votantes. En esto ARENA ha aprendido muy bien del FMLN. Los ataques personales contra estas cuatro personas han sido peores que los peores realizados por los troles del FMLN contra cualquier otra persona. Con esto, la cúpula de ARENA generó una ola de desprecio en la población, pero no contra los atacados, sino contra el partido mismo.
Peor aún, copiando todavía más al FMLN, ARENA ha realizado estos ataques disfrazando sus motivaciones, pintándolas como que si el tema fuera el aborto y los derechos de los LGTB, algo que en realidad no ha tenido nada que ver en lo que ha sido un abuso del poder para eliminar a los que podrían renovar al partido y convertirlo en la fuerza competente y educada que el electorado quiere.
Es muy significativo que la cúpula del partido parece no aprehender la magnitud de la indignación ciudadana que su actuación ha causado ni las razones por las cuales se ha desatado. Les cuesta entender que el pueblo quiere algo distinto al FMLN, no una copia de éste. Que no quiere vulgaridades y abusos, sino democracia y competencia.
*Máster en Economía
Northwestern University.
Columnista de El Diario de Hoy.