El Cardenal Gregorio Rosa Chávez, acompañado del Nuncio Apostólico Léon Kalenga, y otros sacerdotes, ofició una misa de acción de gracias en la parroquia San Francisco, después de hacer un largo viaje desde Roma.
Rosa Chávez contó que su estadía en Roma fue como “un cuento de hadas”, aunque siempre estuvo consciente de que quien tuvo que estar ahí fue el beato monseñor Óscar Romero.
“El segundo cuento de hadas fue haber saludado al Papa Francisco, él estaba bastante emocionado cuando me abrazó. Lo que me dijo, eso no se los puedo decir”, dijo ante la risa de la feligresía.
Otra de las anécdotas que compartió fue que saludó a más de 100 cardenales, de quienes se dio cuenta que aman al Beato Romero. “Veían en mi presencia a él”, dijo emocionado.
El obispo le expresó a la feligresía que “el Papa está contento con este pueblo (El Salvador) y quiere impulsarnos a que seamos una Iglesia profética, martirial, servidora y que genere esperanza en la vida”, enfatizó.
El cardenal tiene fe en el Espíritu Santo para cambiar al país y “cambiar la historia del pueblo”, sobre todo porque “es un pueblo que sufre, llora, que necesite sonreír y no esté contando muertos”.