Por favor, ¡siéntanse aludidos!

Quítense mentalmente el fuero, regresen a los días en que no eran diputados ni funcionarios ni empleados públicos, y traten de conectarse nuevamente con la realidad. 

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15 July 2016

El ¿anuncio? sobre asesores de asesores de asesores de Digicel ha causado un verdadero alboroto: comentarios que van desde la alabanza a la ignominia, pasando por todas las etapas intermedias.

A mí, el tal anuncio me cae mal: me disgusta tener que ver, aunque sea por pocos segundos, a unos tipos “sobaleva”, adulones, sin un ápice de dignidad, comportándose de la manera más servil y descarada con un individuo que, según el texto del anuncio, es el político al cual “asesoran”; un sujeto absolutamente desagradable, mal educado, vulgar hasta el infinito, cuyo mérito es ser glotón, parrandero y con ínfulas de gran señor.

Y me pregunté cómo un “anuncio” podría ser como ese, qué pretendían “vender”, qué “imagen corporativa” presentaban. Hasta que, como dicen los cipotes, ¡“me cayó el cinco”!

Lo que ese anuncio pretende es, precisamente, lo que a mí me sucedió: caer mal. Que la clase de gente allí satirizada nos provoque náusea, que ya no permitamos que los políticos nos burlen groseramente, como lo vienen haciendo; que despertemos y nos pongamos de pie, arrojándoles nuestro desprecio por su mala conducta. Y, sin temor a equivocarme, creo que lo han logrado. 

Qué tristeza (pero no sorpresa) la reacción de algunos diputados que, inmediatamente, saltaron en contra de Digicel amenazándola, incluso, con quitarle la licencia para operar. Igualmente triste fue contemplar a un trío de otros diputados entrevistados en televisión, quienes, sonrientes y orgullosos, declararon no sentirse aludidos. Y, después, leer o escuchar lo dicho por muchos otros diputados en ese mismo sentido, imagino que debido a que todos ellos se sienten diáfanos e incólumes. Algunos, hasta contradijeron sus declaraciones iniciales.

Y digo que fue triste porque, señores políticos, todos ustedes, TODOS, culpables o inocentes, deben sentirse aludidos. Por favor, mediten. El hecho insólito de que salga al aire, se vuelva viral y sea tema prioritario de discusión un anuncio como ese, significa solamente una cosa: que los salvadoreños tenemos un concepto horrendo de los políticos. Por lo tanto, es su deber sentarse a analizarse, a autocensurarse, a verse como les vemos desde la palestra. Quítense mentalmente el fuero, regresen a los días en que no eran diputados ni funcionarios ni empleados públicos, y traten de conectarse nuevamente con la realidad. Para eso les elegimos, para resolver nuestros problemas, no para que ahora disfruten lo que antes, por su propio trabajo, no habían conseguido.

Los buenos políticos, los que no tienen la cola pateada, los verdaderamente incólumes, deben dar inicio a esa tarea de introspección para, con autoridad moral, iniciar el cambio tan necesario en relación a la honestidad y capacidad de los servidores públicos.

Nuestro país vive momentos críticos, hasta el profesor Sánchez Cerén bajó de la nube para reconocer, al menos del diente al labio, que urge un pacto fiscal para enfrentar la grave crisis en que su partido nos ha metido. Ya se le olvidó cuando, siendo diputado, vociferaba porque la deuda nacional estaba llegando al 40 % del PIB. El profesor, que regala agua en watts, no tiene las luces para encontrar una solución. De allí que es prioritario que la clase política en general, y la oposición en particular, acepte los errores y horrores en que ha caído y comience a recuperar credibilidad.

Por mi parte, les ruego muy encarecidamente que sí se sientan aludidos.


*Columnista de El Diario de Hoy.