Con mi pupusa no se metan

Cierto, hay muchos obesos, pero la culpa no es de las pupusas del recreo. La culpa es de un estilo de vida desordenado y sedentario.

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Por Mirna Navarrete

03 July 2017

Curioso. La mayoría de nombres que los humanos, el mundo entero, le asignamos a la vagina, son animales o comestibles. Más comestibles: quesadilla, bollo, papaya, tamal, bizcocho, - que animales: pussy, coneja, araña. El Salvador no se podía quedar atrás y, para que nadie se pelee, aquí tenemos tanto micos como pupusas.

De esto voy a escribir el fin de semana, anoté en mi mente, al ver un simpático meme de una salvadoreña amenazante: “¡Con mi pupusa no se metan!”.

La amenaza, de doble sentido, va dirigida a la niña Viole quien, a la cabeza del Minsal, con Canjura del Mined, prohibieron el consumo de pupusas en los centros educativos, junto a otras golosinas y carbonatadas, para ponerle freno al 30 % de obesidad infantil. Buena intención, mala ejecución.

Me uno a los miles de salvadoreños indignados por semejante rechazo a nuestro símbolo nacional de unidad culinaria. ¿Recuerdan el relajo que se armó cuando los catrachos nos la querían quitar? Eso sí hubiese sido causa justificable de combate.

Y como ya quedó claro a cual pupusa me refiero, me uno al clamor femenino “¡Con mi pupusa no se metan!”.

Semejante dictamen es como que si Macron prohibiera las crepas en La France, si Angela la bratwurst en Deutschland, si Trump los hot dogs en el Yankee Stadium, o si Maduro, la reina pepeada (mi arepa favorita) en las marchas. “Maduro no las prohibió, sino que la comida se acabó”, grita la lorita pepita.

Le cuento niña Viole que, en el recreo, todos los bachilleres cuscatlecos, por los siglos de los siglos amen, nos hemos dado un par de pupusas, con curtido y Chocolatina. Fuente de carbohidrato, calcio, fibra, vitaminas y niveles aceptables de grasa, azúcar y sal.

Cierto, hay muchos obesos, pero la culpa no es de las pupusas del recreo. La culpa es de un estilo de vida desordenado y sedentario.

Es lamentable que no revisaron las buenas prácticas para el combate de la obesidad. Estas se resumen en el acertado mantra de Michelle Obama: “¡Move!”, predicado en todas las escuelas de la Gran Nación del norte.

Además de menos sofá, pantallas, consolas (y ahora Fidget Spinners), “¡Move!” predica la importancia de la actividad física, el balance alimenticio (recuerden, eres lo que comes), conciencia en el etiquetado de los comestibles, y demás buenas prácticas, que a la niña Viole y a don Carlitos, ni se les cruzaron por la mente, y ¡Zaz! Se prohíben las pupusas en las escuelas. La vieja.

Además de pisotear nuestro símbolo nacional de unidad culinaria, su “No Más Pupusas” ignora la realidad de nuestro país. Ignora que a Chepito, el pechito de San Miguelito, le urge llenar su pancita, para lo que le funcionan mejor un par de pupusas que un cachete de manguito.

¡Pupuseras, unidas, jamás serán vencidas! ¡Vamos, Olocuilta! ¡Vamos, Los Planes! ¡Vamos, Antiguo! ¡Vamos, Tecla! ¡Vamos, Capital del Cielo! ¡Vamos, Los Ángeles! A detener semejante rechazo. ¡Que se escuche nuestra voz en el hashtag: #conmipupusanosemetan!

Exijamos que el gobierno pare de disparar humo para opacar su incapacidad en resolver los problemas de nación. Que pare de ponernos en ridículo apoyando al gorila de Maduro; que pare de poner una coraza protectora alrededor de corruptos y criminales; de pedirnos respeto respetuoso y paciencia pacienzuda; que pare de ofender nuestras pupusas y de seguir hundiendo el país. ¡Que se escuche nuestra voz en el hashtag: #fmlnnuncamás!

Felicitamos al tío Sam por, este día, estar de independencia. Día de aire libre, barbacoas, America the Beautiful; de cielos iluminados de libertad, oraciones por los que están - y los que cayeron en armas, y de consumo masivo de hot dogs, sandía y apple pie.

Ricos los hot dogs, la sandía y el apple pie, pero la corona se la llevan las pupusas. ¿Qué es lo que te gusta, qué es lo que te gusta? Suelte el galillo: “A MÍ ME GUSTAN LAS PUPUSAS CON CURTIDO Y SALSA DE TOMATE”.

*Columnista de El Diario de Hoy.

calinalfaro@gmail.com