Comprando votos

En los años que le faltan al actual gobierno surgirán nuevos proyectos sociales, cada vez más disparatados, pero destinados a conseguir votos en las próximas elecciones.

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16 July 2016

Suena prematuro hablar de conseguir votos, cuando estamos oficialmente en un período de reposo electoral. Pero hay que abrir bien los ojos para interpretar “las señales de los tiempos” como recomienda el Evangelio. El país está tan mal, al borde de la quiebra, que hasta el FMLN se ha dado cuenta, y está buscando remedio al desastre que ha generado su incapacidad para gobernar.

Y ante la perspectiva, casi segura, de perder las próximas elecciones, han empezado una eficaz estrategia para asegurar votos, de manera sutil y bajo de agua. No se atreven a lanzar una campaña adelantada y ya nadie cree la publicidad millonaria demostrando falsos logros en agricultura, educación, salud y red energética. Ni que Alba sea modelo de empresa con responsabilidad social, aunque sí ha favorecido a sus accionistas, la nueva oligarquía millonaria roja.

La estrategia ha sido dictada por Venezuela, que aunque tenga al pueblo muriéndose de hambre, sigue siendo su faro de luz y modelo para lograr un voto cautivo y permanente, como hizo Chávez con las famosas misiones sociales. Perfecto sistema populista, regalar dinero a diestra y siniestra, para asegurar los votos de los beneficiados.

Los millones destinados a los 15,000 ninis, como un proyecto de reinserción para estos jóvenes que no han tenido la oportunidad de recibir los beneficios del pésimo sistema educativo, y que por culpa de alguien, tampoco han conseguido trabajo, suman igual número de votos. Las autoridades encargadas garantizan que serán cuidadosamente seleccionados y afiliados a la juventud FMLN, como futuros votantes en las próximas elecciones.

Aunque poco conocido, existe un programa destinado a apoyar a madres solteras, que no pueden trabajar porque no tienen quien les cuide a sus pequeños hijos. El gobierno solidario les otorga $60 mensuales, para que puedan pagar a una empleada que los atienda mientras ellas se ganan la vida. Por supuesto, no existe un censo de cuántas beneficiadas han conseguido trabajo, o si lograron encontrar la invisible fábrica de empleos que prometiera el presidente anterior.

Además, el Frente ha aumentado su planilla de empleados públicos, en 40,000, minuciosamente escogidos por su militancia, aunque no tengan capacidad para desempeñar el cargo, del que fueron despedidos profesionales experimentados. Contrataciones que han incrementado de tal manera el gasto público, que ya Hacienda no encuentra cómo escarbar en el bolsillo de los salvadoreños con nuevos impuestos.
 
Pero al analizar la cifra de 40,000 personas nuevas trabajando para el gobierno, surge inmediatamente la pregunta: ¿Dónde los ubicaron? ¿Se compraron igual número de escritorios, sillas, computadoras, uniformes y todo el equipo que necesitan esos nuevos burócratas? Se hubieran necesitado nuevos edificios, casi como amplias naves industriales para instalarlos en los diferentes órganos del estado. Y como esto parece pertenecer a la categoría del realismo mágico, la única explicación posible y lógica, es que son plazas fantasmas, que aunque aparecen en planilla, únicamente se materializan los días de pago.

Si alguien considera lo anterior como una fantasía, porque por mucho que les den, no hay certeza de que van a votar por el Frente, porque el voto es secreto, el capítulo correspondiente del Socialismo del Siglo XXI les enseña que hay que insistir en que todas esas ayudas desaparecerán, si vuelven los gobiernos de derecha que terminarán con los proyectos sociales y los subsidios, por lo que deben votar para mantener eternamente al Frente en el poder. Y debemos prepararnos, porque en los años que le faltan al actual gobierno, surgirán nuevos proyectos sociales, cada vez más disparatados, pero destinados a conseguir votos en las próximas elecciones. 


*Columnista de El Diario de Hoy.