Los peligros de adoptar un esquema de “nosotros contra ellos”

La Policía no debe de estar en guerra contra nadie o tener un grupo de enemigos a quien combatir, su única misión constitucional es garantizar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública.

descripción de la imagen

Por

21 July 2016

Este mes se perpetraron dos ataques dirigidos específicamente en contra de policías en Estados Unidos. El primero, ejecutado por Micah Johnson en Dallas, Texas, y, el segundo, por Gavin Long en Baton Rouge, Luisiana. Según los reportajes periodísticos, las motivaciones detrás de los hechos están vinculadas a tensiones raciales, exacerbadas por recientes incidentes en los que afroamericanos murieron a manos de policías blancos bajo circunstancias en las que aparentemente se hizo uso excesivo de la fuerza.
 
Algunos colegas advirtieron sobre la posibilidad de que la indignación ciudadana y las tensiones raciales, propiciadas por el uso excesivo de la fuerza en contra de minorías raciales, provocara una reacción extrema por parte de personas con posturas radicales. No es extraño que esto se haya materializado en Texas y Luisiana, ya que ambos Estados están ubicados en el sur estadounidense que históricamente se ha caracterizado por las tensiones raciales en ciertos sectores. 

Es importante notar cómo la creación de rivalidades, reales y percibidas, entre razas y entre afroamericanos y policías, llevó a estos incidentes. Crear dentro de cuerpos de policía un esquema mental de “nosotros contra ellos”, alimenta la tensión y posibilita que se den condiciones en las que incidentes triviales puedan escalar rápidamente y convertirse en tragedias. Es así como, por ejemplo, una simple interacción entre un policía y un afroamericano puede terminar en el uso excesivo de la fuerza.
 
Este tipo de abuso de poder, a su vez, alimentan las posturas anti-estado y aceleran la radicalización de los que están proclives a ella. Consecuentemente, también pueden servir como detonantes que motiven la ejecución de ataques perpetrados bajo la bandera de luchas raciales o de cualquier otra causa que se vincule a la injusticia con la que se asocia el uso excesivo de la fuerza estatal.
 
Muchas veces, los incidentes en los que ha habido un uso excesivo de la fuerza y las respuestas extremistas que producen son instrumentalizadas por políticos irresponsables y líderes radicales para sus propios intereses, agudizando las tensiones que constituyen la esencia del problema. Estos personajes ayudan a perpetuar y fortalecer las posturas de “nosotros contra ellos” y, por lo tanto, a prolongar la secuencia de incidentes enmarcados dentro de ese esquema mental.
 
Estos lamentables hechos deben de servirnos de ejemplo para no crear ese tipo de posturas dentro de los cuerpos de seguridad en El Salvador. Hay personas, por ejemplo, que se han encargado de crear la percepción de que los policías están en guerra con los pandilleros. El abordaje mediático, lastimosamente, ha caído en este juego, utilizando frases como “terroristas pandilleros eliminados en intercambio de disparos con policías”, en las que se utilizan términos que enmarcan el trabajo policial en un lenguaje similar al que se utiliza para describir las acciones militares desarrolladas en el contexto de un conflicto armado. 

También hay jefes de policía que aprovechan las formaciones rutinarias en las unidades que dirigen para adoctrinar a sus subordinados, echándole la culpa de todas sus limitaciones a rivales políticos del oficialismo, al modelo económico y hasta a ciertas clases sociales. Ambos tipos de postura, por supuesto, tienen el potencial de que el policía dé un trato diferente a los ciudadanos dependiendo de si lo percibe o no como miembro de esos sectores de la sociedad a los que se puede referir con el pronombre “ellos” en la frase “nosotros contra ellos”.
 
La Policía no debe de estar en guerra contra nadie o tener un grupo de enemigos a quien combatir, su única misión constitucional es garantizar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública, y colaborar con la investigación del delito. Esto no la ubica en una posición antagónica con ningún sector o grupo. Propiciarla traerá más consecuencias que beneficios.
     

*Criminólogo
@cponce_sv