La esperanza del empoderamiento ciudadano

Son pocos, pero tienen el potencial de hacer una gran diferencia. Es importante reconocer su entrega, dinamismo y lo valioso de sus contribuciones. El futuro de El Salvador lo pueden rescatar personas e iniciativas como éstas.

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Por Mirna Navarrete

20 June 2017

La interacción con personas de diferentes nacionalidades siempre me ha traído mucha satisfacción cuando me cuentan sobre otros salvadoreños que han tenido la oportunidad de conocer a lo largo de su trayectoria profesional. El semblante y tono del intercambio, en esas ocasiones, se transforma. Cuando explico que soy de El Salvador, inmediatamente adoptan una actitud más relajada, casi siempre acompañada de una sonrisa. Ninguno desperdicia la oportunidad para alardear de su amistad con los compatriotas que conocen y, además, para adjudicarles distinguidas cualidades personales y profesionales. Los relatos son muy parecidos: conocí a Fulano, trabajamos muy bien juntos y terminamos siendo buenos amigos. Sus recuentos van adornados de calificativos similares para describir a los salvadoreños que conocen: trabajadores, amables, dedicados, íntegros, con un gran sentido del humor y, sobre todo, optimistas y entusiastas.

Es impresionante cómo, invariablemente, esta es la opinión de los extranjeros sobre los salvadoreños. La congruencia de sus impresiones de nuestra gente es un testimonio de las cualidades que distinguen a la mayoría de cuscatlecos. Últimamente, sin embargo, el ambiente sugiere que estamos perdiendo cualidades importantes: el optimismo y el entusiasmo. Hoy, con más frecuencia que antes, las conversaciones sobre la realidad nacional están llenas de escepticismo y desesperanza. Son pocos los que le ven un futuro alentador al país. Muchos están alzando su mirada a otros horizontes en busca de un lugar diferente, que augure un mejor futuro para sus dependientes. Es triste escuchar a personas que aman a su país hablar con desánimo sobre lo que les depara si no logran salir de él.

Este cambio en la actitud ciudadana no es sorprendente. Los niveles de delincuencia son inaguantables. La forma en la que actúan los políticos es indignante. El clima para los negocios es en extremo adverso. La mayoría no se siente representada por ninguno de los partidos políticos y, por lo tanto, no logra ubicar a uno que pueda hacerle frente a las diferentes crisis que atraviesa el país. La ciudadanía ve a sus diputados, funcionarios y dirigentes partidarios con desconfianza y, con pocas excepciones, los describe, en el mejor de los casos, como corruptos. Ninguno de los partidos ha dado señales de renovación. Los mismos políticos desgastados, esos que han llenado de desesperanza a los salvadoreños, se rehúsan a soltar las riendas. Los pocos relevos que permiten, en su mayoría, con una que otra excepción, son nuevas interacciones de modelos antiguos y desfasados. No hay, entre ellos, quien despierte el entusiasmo y encienda nuevamente el optimismo que caracteriza a los salvadoreños. Por el contrario, sobran quienes, con sus acciones y transgresiones, se encargan de apagarlo.

Sin embargo, esto ha motivado el surgimiento de pequeños grupos y personas particulares, en su mayoría jóvenes, que están tratando de dinamizar las cosas desde la ciudadanía. Proyecto Cero, por ejemplo, una iniciativa impulsada por Claudia Ortiz, Napoleón García y Guillermo Miranda, busca arrebatarles el poder a los políticos para devolverlo a la ciudadanía. Alfredo Atanacio Cáder, un joven emprendedor de mucho éxito, por otro lado, utiliza diferentes espacios para evangelizar sobre el poder transformador del espíritu emprendedor. Su historia y mensaje es inspirador, despierta el optimismo y las ganas de aventurarse apostando por proyectos en El Salvador.

Así como ellos hay otros que se están esforzando por que no se apague esa llama que distingue a los salvadoreños. Son pocos, pero tienen el potencial de hacer una gran diferencia. Es importante reconocer su entrega, dinamismo y lo valioso de sus contribuciones. El futuro de El Salvador lo pueden rescatar personas e iniciativas como éstas. Es necesario apoyarlas y aprovechar los beneficios que nos ofrecen a los ciudadanos.

*Criminólogo

@_carlos_ponce