El plan “Cero Tolerancia” en la tierra del olvido

Hace un año, al escribir sobre este plan, compartía algunas de las faltas más recurrentes en el conducir guanaco. Lo hago de nuevo, con ánimo de invitar a la reflexión.

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Por Elizabeth Castro

17 June 2017

Nuestra memoria es, tristemente, corta. Es verdad que estamos tan bombardeados de información que es difícil retener todo. Sin embargo, solemos olvidar cosas importantes y no necesariamente en el largo plazo. Basta que pensemos cómo políticos con tachas nos meten siempre “gol” y terminan consiguiendo su reelección. Los nombres sobran, pero esta no es la ocasión para hablar del tema.

Hace poco más de un año, el 16 de junio de 2016, el Viceministerio de Transporte (VMT) anunció la implementación del plan “Cero Tolerancia”, el cual entró en vigencia el 20 de ese mismo mes.

Básicamente, Nelson García, el viceministro de esa cartera, dijo que las medidas buscarían que los conductores acataran la Ley de Tránsito para evitar accidentes y disminuir el congestionamiento vial del Gran San Salvador.

Algunos puntos concretos fueron ordenar la liberación de los ejes preferenciales, evitando que autos parqueen en estos; prohibir hacer filas y manejar donde no hay carriles; limitar la circulación del transporte pesado en determinadas horas, entre otros.

No hay que hacer un gran análisis para darse cuenta de que el “Cero Tolerancia” ha sido un fracaso, o, para decirlo en buen salvadoreño, pura “llamarada de tusa”.

¿Acaso hemos visto mejoras en la viabilidad, en el tráfico o en el modo de manejar de nuestros paisanos, al menos condicionados por el temor a las consecuencias de quebrantar la ley? Por el contrario, la gente ha perdido la vergüenza ante una Policía de Tránsito blandengue, a tal punto que en sus narices atentan contra el reglamento de tránsito. Si no me creen, den una vuelta por el Centro de San Salvador, digno sitio que expone lo más “folklórico” de lo nuestro.

Sonaré utópico, lo sé, pero espero que los salvadoreños de buena voluntad y los que estamos cansados de la jungla en la que conducimos, corrijamos la forma en la que manejamos.

Hace un año, al escribir sobre la implementación del plan, compartía algunas de las faltas más recurrentes en el conducir guanaco. Lo hago de nuevo, con ánimo de invitar a la reflexión (buseros incluidos), y porque, seamos francos, no es que hayamos mejorado mucho:

- Bloquear las intersecciones: ¿cuántas veces aprovechamos el último momento del amarillo de un semáforo para pasar y asegurar un sitio, bloqueando el paso para aquellos que tienen derecho? Es absurdo, pues al final ninguno avanza.

- Cruce de las dobles líneas amarillas: si hay dos líneas, no se puede cruzar al otro lado, ni virar en U. No hacen falta sapos o muros para que nos demos cuenta de que esos cruces no están permitidos.

- Parquear donde se nos da la gana o haya espacio: con tal de encontrar parqueo, da igual si es curva, acera, eje preferencial o doble fila de parqueo. Junto con esto, detenerse donde “se me da la gana”… las luces intermitentes no son mágicas. Esto va especialmente para los honorables motoristas del transporte público.

- Manejar en el carril izquierdo: en las carreteras se maneja a la derecha y la izquierda es para rebasar.

- El zigzagueo en los redondeles: repasemos cómo se circula por una rotonda.

- No respetar al peatón: en el llamado “paso de cebra”, el peatón tiene todo el derecho. Detenga su auto y déjelo pasar. Tampoco lo bloquee, aunque el semáforo esté en rojo. Por su parte, los peatones deberían de usar ese espacio y las pasarelas para cruzar las calles.

- No dar paso: entiendo que llevemos prisa, pero no hay cosa más idiota —en el sentido clásico de la palabra, es decir, la acción propia de los cortos de entendimiento— que, en medio del tráfico, no ceder paso a otros automóviles. Dejar pasar no afecta sustancialmente el tiempo de llegada a un sitio.

Además, permite descongestionar la vía de quienes se intentan incorporar a otra calle.

Mejorar la cultura vial nos beneficia a todos y es parte de la sana convivencia que tanto necesita nuestro país.

*Periodista.

jaime.oriani@eldiariodehoy.com