Gobierno quiere que salgan masas a presionar préstamos

Señales de alarma sobre el endeudamiento de El Salvador, comenzando desde luego por el impago, las vienen dando toda clase de entidades, así como las calificadoras de riesgo.

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Por Mirna Navarrete

11 June 2017

Que salgan masas a presionar para que se aprueben más préstamos, pidió Sánchez Cerén, lo que equivale a creer que la dirección económica del país no debe determinarse por estudios, análisis de profesionales, tanques de pensamiento o inclusive los diputados, sino por marchas callejeras.

Los griteríos callejeros serían los únicos a favor de los préstamos, fuera de los diputados oficialistas y sus aliados.

Apartando a la gente del partido oficial, que no brilla por sus saberes de economía, o los diputados efemelenistas y sus aliados, todos los que se ocupan del tema se oponen a más préstamos, pues el país ya sobrepasó la marca del exceso y ha caído en la del suicidio financiero, llegando inclusive al impago de sus compromisos, lo que nunca había sucedido a El Salvador, aun en sus momentos de grave crisis durante la guerra de los 80 y la Junta golpista.

El gran sofoco por nuevos préstamos es la señal más clara de una total ineficiencia para llevar un orden siquiera elemental de lo que ingresa y se gasta. Y eso se dio prácticamente desde que Funes, asilado en Nicaragua, tomó el poder: creyeron que las arcas públicas eran inagotables, que “el dinero crecía en los árboles”, que el sector de trabajo escondía enormes capitales en bodegas secretas... y de allí que se lanzaron como las soldadescas de antaño a cargar con lo que podían.

Inclusive un funcionario de Salud Pública se estrenó declarando que los fabricantes de medicamentos tenían más ganancias que los narcotraficantes (sin duda pensando en los chavistas), lo que no ha vuelto a decir en los años que tiene de estar en la más opaca mediocridad.

¿Quién pagará todas las deudas?

Pues serán todos los salvadoreños

Señales de alarma sobre el endeudamiento de El Salvador, comenzando desde luego por el impago, las vienen dando toda clase de entidades, así como las calificadoras de riesgo, que ya no encuentran una categoría para colocar al país por haber llegado al sótano. Y como se llegó al sótano, esos préstamos por los que claman los efemelenistas son cada son cada vez más costosos, hay que pagar más y más intereses.

Pero “pagar” no es lo que aflige a los del partido oficial, que pueden un buen día decir que es “deuda soberana” y poner toda la deuda sobre los lomos de los salvadoreños y primordialmente sobre los más pobres como es siempre el caso cuando se dan tal clase de desplomes.

Los griteríos, debe también considerarse, son los que más ahuyentan las inversiones, aun las inversiones de mantenimiento que impiden o retrasan el colapso de empresas y negocios. (Pues inversionistas foráneos no se ven muchos en el horizonte, ya que hay países que ofrecen mejores condiciones para asentarse que el nuestro).

Hace poco se informó que un pobre hombre se suicidó por no poder pagar sus deudas. Y con el buen nombre que tenemos los salvadoreños en la región por culpa de la violencia, los que manejaron mal sus cosas no tienen donde escapar, expuestos a que lleguen los acreedores y acarreen con todo lo de la casa.

Ellos se endeudan, el pueblo paga.