¿Nos reímos o nos enojamos? “No hagamos tanto drama de esto”, me decía un amigo. “Es su vida privada y puede hacer lo que quiera. Si quiere comprar productos hechos en el extranjero y de una cadena de supermercados de otro país, ¡qué bien! Que haga lo que quiera”.
No era eso lo que me incomodaba sobre las imágenes virales del exdiputado del FMLN, Salvador Arias, en las que se le ve haciendo fila en un conocido supermercado extranjero, mientras se dispone a pagar con una carretilla llena, entre otras tantas cosas, con leche de almendras, detergente y papel higiénico estadounidense, cerveza alemana y un alimentador de aves de tres tubos, al menos según lo que se logra observar en la foto.
Francamente, la vida privada del analista poco en absoluto me interesa. Lo que me consterna es la incoherencia en una persona que —muy en la teoría por lo visto— es un revolucionario, un antimperialista, antioligárquico, antitransnacionales y todos los “antis” posibles que caben en el discurso de guerrillero trasnochado. Peor aún, me indigna que, bajo esas consignas, se fomenta el odio de clases y ciegan a personas que, probablemente por falta de educación y capacidad crítica, caen fácilmente en sus engaños. ¡No se dan cuenta de que son solo hipocresías y que se aprovechan de su fanatismo para enquistarse en el poder!
No me lo estoy inventando. Muchos lo conocemos y sabemos lo que, al menos a nivel público, expresa; hemos visto también la reciente publicación de su libro “Regreso del colón a El Salvador y derrumbe del imperialismo del dólar” (con el título basta).
Para muestra, reproduzco uno de sus comentarios más representativos en Facebook. Lo he dejado tal cual, con la intención de respetar su prodigiosa pluma y el espíritu que desea transmitir el autor:
“Este documento (historia de la fundación de las FPL) debe ser lectura obligada de todo aquel que se llame fevolucionario (sic) o de izquierda y siga teniendo como razon (sic) de ser, hacer avazar (sic) la revolucion (sic) proletaria has (sic) derrotar el poder de la burquesia (sic) oligarca aliada del imperialismo yanqui y sus transnacionaled (sic), no debemos seguir siendo parte del sistema capitalista, tenemos que destruir el Estado de la burguesia (sic) y el imperialismo”.
Además, comparte constantemente frases de Marx o de autores comunistas, y palabras contra la “injerencia” estadounidense y otras tantas cosas en las que no vale la pena gastar el espacio.
El alcalde capitalino, Nayib Bukele, salió en su defensa. Llamó en su cuenta de Twitter “ignorantes” a quienes criticamos a Arias por sus compras, pero luego se disculpó. ¿No es más bien ignorante aquel que se traga las críticas revolucionarias sin más, y no se da cuenta de la patente contradicción entre lo que dice y piensa el exdiputado? Parece que los incoherentes se entienden bien.
Evidentemente, las acciones del analista son un tributo a la incoherencia:
1. Arias estaba de compras en una transnacional “yanqui”.
2. Sus productos, por la competencia que fomenta el libre mercado, son de buena calidad y gracias a éste pueden venderse en este país.
3. Por las libertades que respetan y reconocen la propiedad privada, el analista puede tener su propio dinero y, en consecuencia, comprar cuando quiera, como quiera y lo que quiera, sin necesidad de racionamientos o de sufrir escaseo.
Señor Arias, le agradecemos por recordarnos que el sistema que supuestamente usted apoya es un fracaso, tanto así que mejor ha decidido gozar de las bondades y virtudes del libre mercado. Qué vueltas y paradojas las de esta cruel vida: usted también ha sido “víctima” de la “colonización imperialista”.
Pensemos lo que pensemos, para bien o para mal, mejor seamos auténticos. Eso se aprecia mucho hoy en día.
*Periodista.
jaime.oriani@eldiariodehoy.com