El amor al prójimo, la libertad y el bien común fueron pilares fundamentales sobre los cuales se fundó nuestra gran nación El Salvador. Pilares que inspiraron el “Dios, Unión, Libertad” tallado con sudor y orgullo en nuestra sagrada bandera. Piedras angulares que caracterizaron la vida y obra de nuestros Padres de la Patria, y que ilustraron su visión de país; una visión que hoy en día está siendo ignorada, corrompida, manipulada y olvidada por sus “sucesores”.
Nuestros próceres coincidieron en que el servicio a la Patria y la búsqueda de un bienestar nacional eran prioridades que todo líder debería adoptar. Prioridades que fueran más allá de intereses personales y que velaran en pro de la libertad, la democracia y la República. La filosofía del prócer nacional José Simeón Cañas no es la excepción, ya que esta personifica el verdadero concepto de ser un servidor público y el impacto positivo que puede generar en la sociedad.
El presbítero, doctor y humanista José Simeón Cañas nació un 18 de febrero de 1767 en la ciudad de Zacatecoluca. Conocido por ser una persona íntegra, educada, conocedora y altruista, Cañas se convirtió en un referente en cuanto a educación, política y civismo. Se desempeñó como religioso, rector, y para la sorpresa de muchos, fungió también como diputado. Su desenvolvimiento como político y sus logros en el medio marcaron un hito en la historia de nuestro país. Armado con una convicción en la libertad, igualdad y fraternidad, se dirigió a la Asamblea Nacional Constituyente, un 31 de diciembre de 1823, pidiendo “ante todas las cosas” que se “declaren ciudadanos libres nuestros hermanos esclavos”, iniciando así la abolición de la esclavitud en nuestro país. Cañas, en su poderosa declaración, enfatizó cómo venía “arrastrándose”, y “si estuviera agonizando, agonizante vendría, para hacer una proposición benéfica a la humanidad desvalida”. Mediante dicha acción ejemplificó el verdadero rol de un servidor público. Mostró la responsabilidad que implica ser un líder político, y el compromiso humano de velar por la igualdad, la equidad y el respeto, que esta conlleva. Sus acciones dignificaron a una profesión que es noble en su esencia, pero que fácilmente puede ser manipulada y convertida en lo contrario.
La fe en el progreso, el esfuerzo, y responsabilidad que refleja la imagen de José Simeón Cañas se ha vuelto la antítesis de la imagen que muestran los líderes políticos de hoy en día. Es muy interesante preguntarse qué diría nuestro prócer si viajara a El Salvador del siglo XXI y presenciara cómo su legado liberador y esperanzador ha sido pisoteado por las voluntades de aquellos de izquierda y derecha, que ahora forman la élite política del país. Qué diría José Simeón Cañas, después de su inmensurable esfuerzo por abolir la esclavitud en El Salvador, sobre el retorno de la misma, con otra cara pero con el mismo efecto. Qué diría sobre sus compatriotas torturados por la inseguridad, falta de empleo, de oportunidades. Qué diría sobre los que somos explotados por la corrupción, impunidad, nepotismo, populismo y falsas promesas. Qué pensaría sobre las violaciones a los derechos humanos, los ataques y/o manipulaciones a las instituciones jurídicas y libre prensa.
El país con el que se encontraría José Simeón Cañas es muy diferente al que dejó, mas no tan diferente en su totalidad. A pesar de que las instituciones políticas de hoy en día representen todo lo contrario a su filosofía, Cañas se encontraría con el mismo pueblo luchador del que derivó su inspiración. Un pueblo que desafía la adversidad con trabajo y creatividad, que se levanta después de caer, y que cree en un nuevo amanecer. Una sociedad civil que poco a poco despierta, dialoga, exige y propone. Una sociedad que está dispuesta a reconquistar su nación de los intereses oscuros de unos pocos. Sigamos el ejemplo de uno de nuestros más grandes líderes, pongamos fin a la nueva esclavitud que acecha a nuestro país, devolvámosle el Dios, Unión, Libertad a nuestra bandera; hagamos una proposición benéfica a la humanidad desvalida.
*Estudiante de Economía y
Ciencias Políticas