Honradez viene de honrado y significa según la RAE: “Rectitud de ánimo, integridad en el obrar”...
Me contaron que en una reunión de 40 personas se pidió que levantaran la mano los que se consideran “honrados”... Todos la levantaron...
Luego, que dejaran la mano alzada, quienes se consideraran, “honrados, honrados”. Muchos bajaron la mano... Y después se pidió, que la mantuvieran alzada, solo quienes crean que de verdad y en todo lo que hacen, incluso respetar la luz amarilla en un semáforo se consideren, “honrados, honrados, honrados”, y el resultado fue, que no hubo manos alzadas...
Así funcionamos: la honradez la mide cada uno según le interesa y, para nuestra desgracia, es la falta de rigidez y ánimo en ser honrados e íntegros lo que nos hace mucha falta... Y si a eso se suman las oportunidades de “no ser honrado” y los aduladores y cómplices que acompañan en el abuso de los dineros ajenos, resulta que quienes prometieron honradez, ya en la práctica cambian su discurso y autojustician los abusos... Así, hubo personajes que durante años combatieron teóricamente la corrupción, pero que cuando tuvieron la oportunidad de demostrar su honradez y ánimo de integridad, como dicen aquí... ¡La regaron! Se olvidaron de las promesas y de la persecución de la corrupción...
Vienen y se van conferencistas, cobran sus sagrados honorarios y las cosas siguen como cuando en este país llueve. El agua como viene se va por falta de alternativas de recolección que la conduzca a elevar los mantos freáticos.
La clave para reducir la corrupción y, por lo menos, quedarnos en “honrados”, será que cada uno se proponga “ser” honrado desde la mente, valorando la honradez y actuar en su quehacer diario, honradamente.
Aquí lo de honrado se utiliza principalmente en el manejo del dinero y decimos que fulano es honrado porque no roba... Pero si permite que otros lo hagan, es igual de culpable por complicidad.
La clave contra la corrupción es la honradez en todo, empezando por cosas tan sencillas como la comunicación. No es honrado anunciar por la radio “que el gobierno del presidente, y sigue el nombre del presidente, entregará el año entrante los paquetes a los agricultores en tal o cual lugar y tal fecha”, porque no cierto. El presidente y el gobierno no ponen nada de su bolsillo... Lo honrado sería anunciar: “Que con los impuestos de los salvadoreños y los préstamos que también pagaremos los salvadoreños, se comprarán transparente y honradamente los paquetes que se entregarán a los agricultores en tal o cual fecha, para que siembren sus tierras, cosechen sus productos, los comercialicen, paguen los préstamos y los impuestos de IVA y renta”...
Ser honrado no cuesta mucho, sencillamente, es saber, concientizarse y asumir de “qué y cuánto” es lo que se puede disponer porque es de uno, y que de lo otro, que no es de uno, ni pensar en tocarlo y mucho menos disponer de él, sean partidas presupuestarias multimillonarias o los centavos del vuelto de una compra.
En lugar de más discursos démosle de verdad importancia a la honradez en cada acción.
*Columnista de El Diario de Hoy
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