El creciente deterioro de la economía y del país lo comprueban todas las mediciones que se realizan, desde los datos sobre empleo hasta lo referente a crédito nacional, inversión, turismo, ventas, ampliación de negocios, calidad de los servicios públicos, estado de la infraestructura, mantenimiento de calles... El Salvador se encuentra en un grave declive, como lo evidencian los más diversos testimonios y estudios.
El gobierno, en los discursos de Sánchez Cerén, la propaganda que hace y declaraciones de diversos voceros o las pequeñas proclamas en mítines callejeros, sostiene lo contrario, literalmente queriendo tapar el sol con un dedo.
No hay duda de que los miembros del partido en el poder, sus parentelas y amigatelas, están muy bien, ganando grandes salarios --diciendo con frecuencia que “no les alcanzan para vivir”-- y actuando a base de ocurrencias, poco conocimiento y mala leche.
Es obvio que la población no “come ilusiones” aunque algunos grupos se mantengan embobados con lo que les digan sus amos.
Pero una vez que cae la gente en la trampa, salirse es complejo y cuesta sangre, como lo está demostrando la tragedia de la dictadura venezolana con su cotidiana cuota de asesinados.
Un país que no cuente con suficientes recursos más que el trabajo de su gente --el proverbial laborioso trabajo de los salvadoreños hasta hace muy poco-- puede, al rato, caer en hambrunas terribles, hambrunas a la africana. Eso puede suceder en Nicaragua pese a sus enormes, para la región, tierras laborables, pero muy probable en El Salvador donde su agricultura fue devastada por los golpistas del 79.
En una entrevista televisiva el vocero del gobierno mencionó “los tres grandes logros” de la segunda gestión del FMLN. Agárrense de sus sillas:
--la seguridad;
--el paquete “social”, un engaño frente a la lipidia en clínicas y hospitales, o en escuelas e institutos;
--la economía.
El punto pendiente, agregó, es el pago de las pensiones, tema que nunca falla en esas comparecencias pues no encuentran modo de quedarse con los ahorros de los trabajadores para repartírselos.
Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, dijo que una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose en verdad, pero cuando las mentiras son descomunales, como los presuntos logros del efemelenismo, eso ya no funciona, pues si dicen que “apenas cuatro medicinas” faltan en el sistema de salud, el “paquete social”, la farsa se viene abajo cuando comienzan a brotar del colectivo personas a quienes no les dan tratamiento alguno aunque padezcan de cáncer.
Cualquier saqueo a la gente de trabajo
lo pagan todos los salvadoreños
Los del partido oficial no acaban de entender que no hay manera de cobrar impuestos sin que de inmediato todos los pobladores tengan que pagarlos.
Para celebrar sus tres años de gestión, Sánchez Cerén dijo que se necesitaba “un nuevo pacto fiscal”, lo que quiere decir que como no les alcanza el dinero por los despilfarros y la pésima administración de recursos, que hay que seguir exprimiendo a los productores y a la población.
Y para lograr tales pactos siempre está el recurso de lograr nefastas alianzas legislativas contando con los buenos oficios del “hombre del maletín negro”.
Pero en las circunstancias en que está El Salvador, más impuestos se transforman en más pobreza para la gente.