Salud pública: Crisis de medicamentos y convulsión a nivel laboral

La crisis de la falta de medicinas ha golpeado, en diferentes ocasiones, a pacientes de los hospitales públicos, entre ellos los de tercer nivel, Rosales, Maternidad y Bloom.

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Por Evelyn Chacón

30 May 2017

Crisis y desabastecimiento son dos palabras que hemos usado con mucha frecuencia en los titulares de las noticias para describir la situación de sistema de Salud Pública salvadoreño; mientras los funcionarios han utilizado las palabras logros y avances para referirse al mismo sistema. En vísperas del tercer año de Gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, los funcionarios informan sobre logros y destacan en el discurso la “inversión en el área social del 48% del presupuesto nacional, constituyendo un cambio significativo comparado con el 35% que se invertía anualmente hasta antes de 2009”.

Sin embargo este año, los ministerios de Salud y Educación fueron impactados con un sensible recorte a sus presupuestos. El de Salud rondo los $25 millones , de acuerdo con el director del hospital Rosales, Mauricio Ventura.

¿Quién dice la verdad?

La respuesta es simple: los enfermos y sus familiares. Son ellos los que sufren, lloran y claman auxilio o un milagro por su propia salud o la de sus parientes. Solo en este año, los pacientes que tienen dañados su riñones y son tratados en el hospital Rosales, el único sanatorio público de tercer nivel para atender adultos, han marchado al menos dos veces para denunciar que faltan insumos o medicamentos para su tratamiento.

¿Impactan las nuevas obras?

¿Es suficiente la nueva infraestructura? Es una respuesta que deben dar usuarios del sistema público y personal de salud.

Estos últimos porque son en quienes recae hacer que la nueva infraestructura o equipo realmente esté al servicio del enfermo. Pero con frecuencia, el personal de enfermería se queja de la sobrecarga laboral. Por ejemplo, el nuevo hospital de La Unión amplía el espacio para atender a pacientes, pero con el poco refuerzo de personal. Similar situación ha enfrentado el personal en el nuevo Maternidad.

El sindicato de Médicos del Rosales dice que el sistema de salud que implementó el Gobierno de Izquierda no ha repercutido en el perfil epidemiológico del país.

Más allá de la denuncia de los viejos médicos del Rosales, la realidad supera cualquier discurso y es muy amarga y dolorosa para los enfermos y sus parientes.

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Son los pacientes que pagan con su vida

El 5 de junio se cumple un año de la muerte de Enrique. Su hijo, su esposa, su madre y hermana lo volverán a llorar, tal como lo han hecho muchas veces este año. Murió a los 34 años, con la piel pegada a los huesos; los médicos desde el que lo vio en el Eco, en un cantón ahuachapaneco, hasta el especialista del hospital de Santa Ana, no dieron un diagnóstico certero de lo que tenía, pese a que le pidieron a su familia que le hicieran varios exámenes “costosos” en servicios privados; biopsias, resonancias, endoscopias y otros exámenes de laboratorio. Fue una larga peregrinación, entre servicios médicos públicos y laboratorios y médicos privados, la cual terminó en la sala de emergencia del hospital en Ahuachapán, en donde para ahorrarse los trámites le pusieron que se murió de un paro respiratorio … no se sabe de qué murió, solo se tiene la certeza de que el sistema le falló. Ya no pudo llegar a la cita programada en el hospital santaneco, murió antes. Su caso no aparecerá ni en la lista de logros del gobierno, ni en la lista de denuncias de los que critican al Gobierno.

¿Quién busca resolver?

No se sabe. Por qué lo que más se mira y escucha es figuras públicas culpando unos a otros, a los rivales políticos; excusas o justificaciones frecuentes con el alegato de que los otros hicieron y ahora es menos peor.

Los recursos son limitados, las necesidades son grandísimas. Pero la discusión con la cifra millonaria de inversión, le sirve tan poco al enfermo que necesita tres dólares para comprarse el insumo que falta ene l hospital para su tratamiento. ¿Quién le resuelve a él?