Esa noche caía una lluvia fina y pertinaz sobre la tranquila ciudad de Bruselas. El acogedor apartamento de Tono Morales Carbonell y su linda familia: su esposa Marily, de ojos que una vez vistos nunca se pueden olvidar, sus hijos Antonio, Andrés y una bellísima niña también llamada Marily, era mi posada en mi peregrinaje por varias ciudades europeas.
De eso hace ya 18 años, aún no había nacido el mejor dúo musical que haya existido en El Salvador, en cuanto a derroche de talento, creatividad y elegancia. Tono Morales había llegado a París una noche de junio al pequeño apartamento de William Armijo, situado en la rué André Antoine.
El pasaje tiene una salida hacia el elegante barrio de Montmartre, en cuya cúspide se encuentra la imponente Catedral del Sacre Coeur, desde donde se mira toda la ciudad de París. Hacia el otro extremo se encuentra la calle de Pigalle, la capital de las pasiones extremas. Cielo e infierno separados por una calle.
Allí llegó Tono. Yo no lo conocía en persona, pero sabía de él porque en los primeros años de la guerra, fue capturado y torturado. En la cárcel lideró a los presos políticos para exigir los derechos de los presos políticos y denunciar las torturas. Yo entonces era locutor y periodista de la Venceremos. La Radio bautizó el movimiento de presos como el “Quinto Frente de Guerra”
Todos los días iniciábamos nuestra transmisión saludando al “heroico pueblo salvadoreño” a los combatientes en cada frente de guerra, incluyendo al frente de los presos políticos. Luego de salir libre lo exiliaron y se casó con Marily. Tuvieron tres hijos: Antonio, Andrés y Marily, tan bella y dulce como su madre.
Tras muchas peripecias en la que hizo de todo, incluyendo de sacristán, Tono logró sobrevivir y graduarse en la Universidad de Lovaina. Se estableció con su familia en un apartamento de Simoní en Bruselas. Muchos años después nos encontramos en el apartamento de William Armijo en París. Tono andaba haciendo no sé qué diligencias y estaba contento de regresar a la ciudad luz luego de muchos años.
Yo andaba cubriendo el mundial de fútbol de 1998 e iniciaba una gira mochilera por varias ciudades de Europa. En la mochila solía andar una grabadora, una libreta, una muda de ropa y varias camisetas, artículos de aseo personal, un baguete, un pedazo de queso y una botella de tinto. Quedé de ir a Bruselas e instalarme unos días en la casa de Tono. Me recibieron como si nos conocíamos de toda la vida. Los días que estuve allí fueron memorables. Llenos de historias, anécdotas y alegrías.
Una tarde me fui a caminar con Andrés que tenía como 10 u 11 años. Como un guía experto me mostró la magnífica estructura del Atomium, en el parque Heysel. Pasamos por la Grand Place en donde se encuentra el famoso Manneken Pis. Andrés me platicaba de la historia de esos y otros sitios interesantes de la ciudad. Regresamos al anochecer. Por alguna razón me puse nostálgico de mi esposa y mis niñas.
Llamé a Sandra. Le dije que hubiese querido hacer el paseo con ella y Andrés. De pronto Antonio, de unos 12 años tomó una guitarra y me dijo: le voy a cantar una canción a tu esposa. “¿Cómo le decís de cariño?” me preguntó, con su acento francés. “Gacela”, respondí.
Entonces, guitarra en mano, se acercó al teléfono y comenzó a improvisar una linda canción mitad en francés y mitad en español. Recuerdo que el coro decía “Gacelle Ma belle, siempre te amaré”. Terminamos todos pegados al teléfono repitiendo el coro de la canción a mi esposa, luego que Antonio y Andrés improvisaran bellas estrofas. Al otro lado, mi esposa lloraba emocionada.
Quizá esa noche fue la primera de Shaka y Dres, el mejor dúo musical que jamás haya tenido El Salvador. Pero entonces aún no se llamaban así. Gracias, Antonio y Andrés, por esa canción. Gracias Tono, Marily y Marily por esos días mágicos en aquellas tierras de la vieja Europa.
*Columnista de El Diario de Hoy
Tono, Andrés y la Gacela
Quizá esa noche fue la primera de Shaka y Dres, el mejor dúo musical que jamás haya tenido El Salvador. Pero entonces aún no se llamaban así. Gracias, Antonio y Andrés, por esa canción.
13 May 2016