Medicina espacial

Más allá de las connotaciones teóricas de estos experimentos, la medicina se nutrirá de información que será relevante en el futuro, sobre todo en la comprensión de la prevención de enfermedades degenerativas

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02 April 2016

Recientemente el astronauta Scott Kelly regresó a la tierra después de permanecer en órbita 340 días, quien desde marzo de 2015 convivió en la Estación Espacial Internacional, junto con dos cosmonautas rusos. Tanto Scott como su hermano Mark, que permaneció en tierra, son la primera pareja de gemelos idénticos que participan en el Programa de Investigación Humana de la NASA denominado “Efectos diferenciales en astronautas gemelos idénticos en la medición de exposiciones de factores espaciales” que tiene entre sus objetivos el medir los cambios que sufre el cuerpo humano en el estado de ingravidez del espacio y compararlos con las personas en la tierra. El estudio intenta medir los cambios en el área física corporal y en la esfera psicológica con el propósito final de determinar las respuestas del cuerpo y mente del ser humano y así disminuir los impactos nocivos en la salud, preparándolos para viajes espaciales prolongados, probablemente en el 2030 con destino al planeta Marte.

Independientemente de los resultados a largo plazo de este programa, los hallazgos médicos iniciales ya son de interés para la comunidad científica. Estos incluyen el hecho curioso que Scott Kelly tuvo un crecimiento en su estatura de aproximadamente 5 centímetros producto de la rectificación de la columna vertebral por la falta de gravedad, proceso que fue revertido a los pocos días de permanecer nuevamente en tierra. Además el astronauta en el espacio tuvo una diminución en la densidad de los huesos y una atrofia de los músculos que sostienen peso, especialmente en los miembros inferiores, de igual manera hubo una disminución a un diez por ciento en la cantidad de bacterias que componen la flora intestinal, probablemente por el cambio radical en la dieta que tuvo que mantener en el espacio y se le demostró una alteración en la reacción de su sistema inmunológico, con consecuencias aún por determinar, todo esto en comparación directa con su hermano Mark que permaneció como sujeto de estudio en la Tierra.

De especial importancia ha sido el estudio, tanto en el espacio como en la tierra de las estructuras llamadas “telómeros”, que se encuentran en los extremos de los cromosomas de cada célula del cuerpo humano y cuya función es proteger el material genético de los cambios químicos y de los efectos adversos de los tóxicos del medio ambiente. La teoría indica que el daño y acortamiento de estos telómeros sería el responsable del envejecimiento, algunos tipos de cáncer y de ciertas enfermedades degenerativas. Las hipótesis están orientadas a que este efecto sea minimizado en el espacio y que así se logre la tan esperada protección contra algunas enfermedades y el envejecimiento. De comprobarse estas teorías asumiría relevancia la “Teoría del envejecimiento de los gemelos de Einstein” que proponía que un gemelo en la Tierra envejecería más rápido que uno hipotéticamente viajando en el Espacio. Sin embargo más allá de las connotaciones teóricas de estos experimentos, la realidad es que la medicina actual se nutrirá de información que será relevante en el futuro próximo, sobre todo en la comprensión de la prevención de enfermedades degenerativas y el envejecimiento. Hecho que nos obliga a estar pendiente de lo que sucede en el Espacio.

*Colaborador de El Diario de Hoy