Desde septiembre del año 2015 he tenido la oportunidad de participar en el “Diplomado general sobre el sistema político y la gestión pública” ofrecido por la Escuela Centroamericana de Gobierno y Democracia. Este ha sido un esfuerzo del Departamento de Estudios Políticos de FUSADES y la Fundación Hanns Seidel, en el que se ofreció un conocimiento más sistematizado y profundo sobre el sistema político y la gestión pública, con especial énfasis en la realidad salvadoreña. Durante muchas clases se abordaron temas como la profesionalización de la función pública, el sistema electoral, transparencia, políticas públicas, democracia, seguridad, financiamiento de partidos políticos, entre otros, los cuales se constituyen como ejes trascendentales del desarrollo del país.
Uno de los problemas detectados en muchas de las discusiones es el alto grado de desconfianza que existe actualmente en los actores políticos, el cual tiene como consecuencia un déficit de representación entre los ciudadanos y quienes se encuentran en un cargo público. Lo anterior se ve agravado por la incapacidad de muchas instituciones de garantizar los derechos básicos a las personas, tales como servicios de educación, seguridad pública y salud de calidad. Las raíces de los anteriores problemas radican en la falta de preparación de quienes tienen a su cargo la toma de decisiones trascendentales, y el deplorable estado del discurso político y diálogo entre las principales figuras políticas.
Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario fijar la mirada sobre la preparación de los funcionarios, su equipo y de cualquier persona perteneciente al servicio civil, poniendo sobre la mesa de discusión el tema de la capacidad técnica y competencia de quienes toman decisiones importantes. Sobre los nombramientos de funcionarios como magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Tribunal Supremo Electoral y Corte de Cuentas, Fiscal General, Procurador General, miembros del Consejo Nacional de la Judicatura, entre otros, la práctica en la Asamblea Legislativa ha sido omitir o pasar por alto las acreditaciones de competencia para el cargo, convirtiéndolo en una negociación política. En el caso de las elecciones de cargos populares, como presidente de la República, diputados y concejos municipales, la Constitución no exige ningún tipo de preparación, bajo la premisa de que cualquier persona puede acceder al cargo.
Si algunos de los problemas actuales son las políticas públicas poco fundamentadas y el deplorable nivel de diálogo entre los distintos funcionarios, reflejadas en las escuetas decisiones que toman en sus ámbitos de trabajo, la forma de superar la situación es elegir gente capacitada o fomentar la preparación de los tomadores de decisiones. Es que estas personas mantengan los conocimientos actualizados y desarrollarlos al mayor nivel, desde distintas perspectivas que abarcan la toma de decisiones importantes por parte del Estado. El Salvador cuenta con personas altamente capacitadas para asumir liderazgo en las instituciones públicas, y que con independencia de su ideología son los suficientemente racionales como para adoptar decisiones objetivas que beneficien a la población y no sectores o partidos políticos.
En relación a todo lo anterior, quiero agradecer a la organización de la Escuela Centroamericana de Gobierno y Democracia por las ponencias brindadas y la oportunidad de capacitación a través de un diplomado de alto nivel. En él se ofrecieron las herramientas teóricas y analíticas fundamentales sobre el sistema político y su interacción con la realidad nacional, el cual esperamos que haya sido aprovechado por la variedad de funcionarios que se hicieron presentes, poniendo en práctica los conocimientos, la voluntad de diálogo y discusión en temas importantes. Los empleados y funcionarios no debemos subestimar la importancia de la formación de quienes forman parte del cuerpo laboral del Estado, pues en muchas ocasiones una buena preparación brinda las herramientas necesarias para la toma de mejores decisiones. Además, ojalá estos esfuerzos sean multiplicados por las distintas instituciones públicas y privadas interesadas en la formación del servidor público; es necesario que los funcionarios y empleados públicos aprovechemos las oportunidades de formación que se presenten, para afianzar y desarrollar conocimientos para ponerlos al servicio de El Salvador.
*Columnista de El Diario de Hoy.