El ejecutivo recientemente lanzó un plan para combatir la ola delincuencial que azota el país. La buena noticia es que todas las fuerzas políticas han acompañado al partido de gobierno en la iniciativa, unidad que puede ser el inicio de una nueva era en la lucha contra las bandas terroristas.
Preocupa si el plan presentado es el resultado de un estudio serio y detallado del problema, o si más bien es otro espectáculo de luces como fue la mano dura, la super mano dura, la tregua y los demás espejismos presentados en el pasado por ambos partidos políticos. La población no necesita más shows baratos; muerte, extorsiones, robos y violaciones son el pan de cada día. Los salvadoreños llevamos toda una vida de luto, merecemos paz y tranquilidad, para esta y las siguientes generaciones.
A finales del 2015 escribí un artículo donde detallaba los datos del número de elementos policiales por cada 100,000 habitantes según la ONU, el promedio mundial es de 300, Estados Unidos cuenta con 373, Colombia 323 y Chile 282. El Salvador, usando esta misma medición cuenta con 406 elementos policiales por cada 100,000 personas. Es decir ya contamos con suficientes elementos para procurar el cumplimiento de la ley, amén de los miles de soldados que apoyan el trabajo de la PNC. Traigo esto a colación, ya que el Ejecutivo anunció la incorporación de 1,000 reservistas adicionales para el combate a las bandas delincuenciales. Pregunto, ¿cómo llegaron a la conclusión que se necesitaban más elementos? ¿Tienen ya el dinero para pagar esos salarios? ¿Aparte de Benito Lara, qué otros asesores utilizaron para la elaboración de la propuesta? ¿Se aceptará la ayuda del exalcalde Giuliani?
Es difícil imaginar que podrán terminar a las bandas criminales si el Ejecutivo no logra tres cosas: recuperar la presencia policial en todo el territorio nacional, quebrar su brazo financiero/económico y eliminar el reclutamiento de nuevos integrantes. Hasta la fecha, no he escuchado nada que indique que atenderán los últimos dos puntos señalados. Si el plan no ataca el tronco, poco se hará cortando las ramas. Como población no esperamos que de la noche a la mañana todo cambie, es preferible un esfuerzo genuino y bien estructurado de largo plazo, que poco a poco garantice mayor seguridad de forma permanente y consistente. Si los esfuerzos buscan únicamente la inmediatez, a la vuelta de dos años estaremos igual o peor.
El plan debe ir acompañado de un compromiso por parte de todos los partidos políticos de, eliminar de sus estructuras a personas afines o conectadas con las bandas terroristas, cortar todo tipo de diálogo con estas organizaciones del mal independientemente del fin, poner a disposición de las autoridades toda información para la persecución del delito, y nunca más usar a bandas criminales para potenciar ganes electorales. Son los partidos políticos los primeros que deben arrebatar a los criminales el status que les han otorgado.
Es indispensable que el Ejecutivo asuma su rol sin condiciones, no deben culpar a privados por faltas propias de su gestión. Si no hay señal de celular, pero siguen entrando ilícitos a penales, sin duda los terroristas usarán otro medio de comunicación, el problema raíz no es la señal celular, sino la corrupción adentro del sistema carcelario, no nos perdamos. Casa presidencial debe recordar que, con el privilegio de resultar electo para gobernar el país, viene la enorme responsabilidad de garantizar la vida a la población, no más excusas, es momento de cumplir.
*Colaborador de El Diario de Hoy.
@jpelsalvador