Las clases de moral, urbanidad y cívica

La Asamblea Legislativa, que aprobó el decreto, debe vigilar que se cumpla. ¿Está haciéndolo? ¿Han comprobado que el Mined esté elaborando el currículo?

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08 April 2016

Una de las tareas más arduas para quienes desempeñan cargos de autoridad (públicos o privados) es el distinguir clarísimamente qué cosas son urgentes y cuáles son importantes, dando a cada una un tratamiento acorde. Es decir: antes de tomar acciones que pudieran resolver, de inmediato, los problemas urgentes, debe tenerse en cuenta qué es lo importante, para que “lo importante” no sea negativamente afectado por esas medidas “urgentes”.

Los salvadoreños consideramos URGENTE, (todo con mayúsculas) que se erradique la impunidad, origen de todos los actos criminales imaginables. No es la pobreza, como algunos aseguran, la causa de tantos crímenes. Si así fuera, estos se habrían terminado, porque los mareros manejan dinero en cifras escandalosas. Tampoco existirían “niños ricos” que cometan asesinatos. La impunidad, reconozcámoslo, es una invitación a delinquir, una garantía de que el crimen sí paga. Combatir la impunidad, estableciendo un estado de derecho fuerte y sostenible, es urgente e importante.

Pero hay otro tema igualmente importante, que debido a que sus resultados se verán a largo plazo, se va dejando sin atender. ¡Gravísimo error! Precisamente por ser a largo plazo, debió iniciarse hace muchísimo tiempo. Si no se hizo, ya no miremos al pasado y pongámonos a trabajarlo hoy mismo. Me refiero al tema, ya discutido y aprobado por la Asamblea Legislativa, de incluir, nuevamente en el currículo escolar, la materia de Moralidad, Urbanidad y Cívica. Y este es un tema IMPORTANTE (también todo con letras mayúsculas).

Cuando se aprobó el mencionado decreto, se dijo que no podía entrar en efecto de inmediato porque el año escolar estaba iniciado, había que preparar el material, capacitar a los maestros, incluirlo en el presupuesto, etc. Razonamientos bien fundamentados. Pero temo que llegue el próximo año escolar y tampoco haya nada preparado. Entonces vendrán las eternas prórrogas (para continuar haciendo nada) y el tal decreto, como tantísimas de nuestras leyes, será un cachivache más dentro de nuestros archivos nacionales.

Y perderemos otra generación de salvadoreños que crecerán ignorantes de la más importante de todas las ciencias: la diferencia entre el bien y el mal (Moral); sin identidad, sin amor patrio, sin conocer las bases para ser buenos ciudadanos (Cívica); sin las esenciales maneras para comportarse civilizadamente en el trato con sus semejantes, en el respeto a sus mayores, a los niños, a las mujeres y, especialmente, a todos aquellos que, de alguna manera, están en situación de inferioridad y, consecuentemente, existen deberes especiales hacia ellos (Urbanidad). ¡No, por Dios, no podemos permitir que haya más generaciones que no cuenten con esas herramientas indispensables para su desarrollo personal! Herramientas que son, a su vez, un medio efectivo de autocontrol, para mantenerse en el buen camino.

La Asamblea Legislativa, que aprobó el decreto mencionado, debe vigilar que se cumpla. ¿Está haciéndolo? ¿Han comprobado que el Ministerio de Educación esté elaborando el currículo y que éste sea correcto, congruente y adecuado? (¡No nos vayan a salir con un manual de propaganda marxista, por favor!) ¿Que Hacienda tenga los fondos?

Apelo al diputado Juan Valiente, quien tiene todas las credenciales para hacerlo, para que lidere el seguimiento de este proyecto que, aunque muchos lo consideren superficial, es uno de los temas de país más importantes y determinantes. Un proyecto que, realizándolo bien, a conciencia, colocará nuevamente a El Salvador por los caminos de la razón.


*Columnista de El Diario de Hoy.