Caprichos del idioma

Como ridícula demostración de buenas maneras, en las empresas se abusa del diminutivo, refiriéndose al chequecito, la facturita, el documentito;  y en el ámbito médico se  habla de  la manita, el piecito y el pacientito, aunque este sea de peso completo

descripción de la imagen

Por

09 April 2016

Una de las especialidades de los salvadoreños es mutilar inmisericordemente el idioma castellano. Los vendedores acostumbran dirigirse a sus clientes como “amor, corazón, madre, abuela” en lugar del respetuoso “señora”, y como ridícula demostración de buenas maneras, en las empresas se abusa del diminutivo, refiriéndose al chequecito, la facturita, el documentito; y en el ámbito médico se habla de la manita, el piecito y el pacientito, aunque este sea de peso completo.

El sistema bancario inventó el verbo aperturar, sustituyendo el abrir, en cuentas, cartas de crédito o nuevas sucursales. Los periódicos anuncian que los asistentes “departieron” bocadillos, y que algún personaje tiene entre su “descendencia”, ciudadanos de tal o cual país. Y la ingrata repetición de “lo que es” para enumerar cada uno de los componentes de un artículo.

La ridícula manera de decir la hora, cuando faltan algunos minutos, evidencia que nadie ha considerado que decir “cinco a las tres” no significa nada, porque ¿cuáles cinco son a las tres? Siendo lo correcto “son las tres menos cinco, o faltan cinco para las tres”. Esta tontería procede de una mala traducción del inglés, porque la preposición “to”, en castellano significa “a” o “para”, siendo esta última la adecuada para decir correctamente la hora: “cinco para las tres”. 

Evidente manipulación del idioma en el comunicado del FMLN apoyando a la mandataria brasileña, con el golpe suave, que usan las instituciones del gobierno, para desestabilizar y destituir a mandatarios democráticamente electos. Parecen olvidar que la democracia no reside únicamente en los procesos electorales, y que un candidato elegido democráticamente, no recibe un cheque en blanco para hacer lo que se le antoje. Califican el caso de corrupción de Petrobras como desinformación amañada, pero olvidan una frase del expresidente Lula, cuando todavía era un obrero, y que parece haber tenido connotaciones proféticas, que hoy se vuelve como una acusación en su contra: “Cuando un pobre roba, va a la cárcel. Cuando un rico roba, se le nombra ministro” que se complicó cuando las escuchas telefónicas repitieron el recado de doña Dilma “de que le enviaba el nombramiento, por si lo necesitaba”. El Frente advierte que en América Latina hay una especie de contraofensiva por parte de los partidos de derecha, utilizando a los medios de comunicación y a la justicia para hacer acusaciones contra políticos, partidos y movimientos de izquierda, con fines de desestabilización, lo que podría replicarse en Bolivia, Venezuela, Nicaragua y El Salvador, por lo que deben estar pendientes de posibles golpes suaves.

Es posible que el temor de estos gobiernos de izquierda esté bien fundado, por los nefastos resultados que sus políticas han tenido en estos países, cuyos gobernantes han llegado hasta a reformar la constitución para mantenerse en el poder. Se han restringido libertades, se han callado los medios de comunicación independientes, no se permiten críticas al gobierno, y en el caso nuestro, los pobres han aumentado, para que los políticos se conviertan en la nueva oligarquía. 

En un artículo reciente, el periodista Danilo Arbilla recuerda a mandatarios, legítimamente electos, que fueron depuestos por haber abusado de sus cargos, como los casos de Mel Zelaya, en Honduras, y Fernando Lugo en Paraguay. Porque llega un momento en que el pueblo, en quien reside la soberanía, decide gritar un BASTA YA. En El Salvador, cada día parece ser más urgente la presencia de una CICIES que nos ayude a desenterrar la cada vez más evidente corrupción, abuso en el manejo de fondos públicos y el mágico desaparecimiento de importante documentación que podría ser peligrosa para algunos funcionarios.

*Columnista de El Diario de Hoy.