Pepito y el clóset con alcancías

Pepito me dijo en secreto que si los vecinos del barrio no entendían cómo es la cosa con este cuento, de plano que no sabe cómo vamos a hacer para que entiendan.

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17 April 2016

Derivado de las chispeantes conversaciones con mi ingenioso colega de Twitter, @darwinromero19, me permito compartir mi “re-make” de la historia de Pepito que ya circula en las redes, para hacer comprensible todo lo que involucra el “escándalo” de que se descubriera que numerosos empresarios salvadoreños poseen empresas “off-shore” domiciliadas en Panamá.
 
Esta educativa historia comienza cuando éste llega a tener “excedentes económicos”: 

“Cuando a Pepito le sobran monedas, las pone en su alcancía. La alcancía está en su clóset. La mamá de Pepito lo sabe y la revisa de vez en cuando, por lo cual ella conoce cuánto dinero hay en la alcancía y sabe cuándo Pepito pone más dinero o cuándo se lo gasta. La mamá de Pepito le cobra 30 % de lo que él pone en la alcancía, se los cobra para cubrir los gastos relacionados a la limpieza de su cuarto (la cual hace muy mal, a fuerza de ser sinceros), y cuando Pepito le reclama, le dice ‘que es su mamá, y que si quiere le puede quitar la alcancía entera’, momentos en los cuales Pepito mejor se queda callado, no vaya a ser que lo cumpla.

“Un día Pepito entró a su cuarto y encontró a su mamá sacando unas monedas sin permiso, cuando Pepito le reclamó, su mamá le dijo: ‘es para mejorar tu cuarto, pondremos cortinas nuevas’. Las cuales nunca puso. Entonces Pepito pensó: ‘Mi mamá tiene muy mal carácter, no cumple con sus obligaciones y encima, toma de mi alcancía sin permiso’, entonces decidió que no quería que su mamá supiera  dónde estaban sus ahorros. 

“Decidió comprar una alcancía nueva y llevarla, con la mitad de sus ahorros, a la casa de su vecinito, Pablo. Le pidió a Pablo que la guardara en su clóset. Escribió su nombre en ella y la dejó ahí. La mamá de Pablo al enterarse, felicitó a Pepito por ser tan ahorrativo, le puso un candado al clóset para que nadie tocara su alcancía, por lo que quedó ahí en secreto, nadie iba a tocar sus ahorros.

“Cuando se enteraron los demás niños del vecindario, les pareció que era una buena idea y muchos de ellos –los que ahorraban-  fueron a casa de Pablo con sus alcancías. El clóset de Pablo se llenó de alcancías de todos los niños del barrio.

“Un día, la mamá de Pepito llegó a casa de Pablo y vio todas las alcancías. Ella se enojó mucho y le dejó de hablar a la mamá de Pablo, llamándole ‘alcahueta’; además, llamó a todos los papás de los niños del barrio para contarles que sus hijos tenían sus alcancías ahí, diciéndoles que ‘a saber por qué andaban escondiendo el pisto, que a saber de dónde lo habían sacado, que quizás le andaban robando a las mamás o a los demás niños”.

“La verdad es que no todos los niños se llevaron sus alcancías al clóset de Pablo por una mala razón. Juan Carlos se la llevó, porque su hermano mayor le robaba dinero, entonces quería un mejor lugar para esconder su alcancía. Ricardo quería comprarle un regalo a su mamá de sorpresa. Julián se la llevó solo porque le pareció divertido.

“Es cierto que algunos de los niños las guardaron su alcancía en el clóset de Pablo por una mala razón. Mauricio le robaba el dinero del almuerzo de sus compañeros y no quería que sus padres se dieran cuenta. Michael se estaba robando el dinero de la cartera de su mamá y necesitaba un lugar para esconderlo. Pero lo cierto es que la gran mayoría de alcancías tenían ahorros provenientes del sacrificio de los niños, que preferían no comprar dulces en el recreo y ahorrar. Pero cuando la mamá de Pepito se enteró, se enojó tanto –quizás porque ya no podía seguir sacando monedas de la alcancía-, que a todos los acusó de haberse llevado su alcancía por malas razones”.

En la vida real, debido a la inestabilidad de El Salvador, Pepito como empresario salvadoreño optó por llevarse su alcancía a la casa de Pablo en Panamá, pero su mamá gobierno/opinión pública se dio cuenta. Ella está enojada y está investigando, muy pronto sabremos quiénes lo hicieron por una mala razón y quiénes tenían buenas razones. Sin embargo, la mayoría está siendo cuestionada, ya que el resto de las personas con las que conviven en el barrio  ve muy mal que hayan guardado sus ahorros en secreto, como si no entendieran que la alcancía es de ellos y que está llena de monedas provenientes de su trabajo y por ello tenían derecho a llevárselas adonde quisieran. 

Acá acaba el cuento. Pepito me dijo en secreto que si lo vecinos del barrio no entendían cómo es la cosa con este cuento, de plano que no sabe cómo vamos a hacer para que entiendan. Colorín colorado.
 

*Abogado, máster en leyes.