Estoy empezando a pensar que para cada episodio de la palestra política salvadoreña existe un dicho aplicable para describirlo. El que describe perfectamente no solo uno, sino dos sucesos de nuestra coyuntura nacional, es el famoso “Dios los cría y el diablo los junta”. El dicho tiende a usarse para describir situaciones en que dos personajes de similar calaña, por sus similitudes, terminan juntándose.
En el caso de nuestro país, la similitud de calañas trasciende fronteras, cruza los mares y acorta distancias importantes para juntar, si no físicamente, por lo menos en espíritu a figuras cortadas con la misma tijera. Un ejemplo fue el apasionado “pronunciamiento de solidaridad” emitido por el partido en el gobierno salvadoreño, el FMLN, para acompañar en sus tribulaciones a la “pobre” de Cristina Fernández. Claro, pobre entre comillas, porque sus tribulaciones no son más que las consecuencias de los actos poco transparentes y de dudosa probidad con los que se acostumbró a gobernar la Argentina, actos que vuelven muy fácil la especulación sobre la procedencia de las lujosísimas carteras con las que accesoriza sus apariencias.
Quién sabe si era un día lento y el departamento de comunicaciones oficiales del Frente le quiso asignar una tarea de prosa apasionada a algún pasante entusiasta y con inclinaciones literarias. Mi reacción inicial fue que probablemente las dotes artísticas del FMLN quizás han sido por mucho tiempo incomprendidas y que con esta pieza de comedia querían hacernos más placentera la tarde. Quizás se activó la bati-señal del socialismo del siglo 21, que urgía alivianarle a la “pobre” Cristina la pesada carga de la (cita textual) “persecución política y judicial ilegítima e infundada”. Paladines del derecho, que antes de que se termine de probar el caso, establecer las pruebas y oír en juicio a las partes, ya establecieron la ilegitimidad del proceso entero a punta de comunicados publicados en redes sociales. Seguramente le hizo el día a Cristina, la “lideresa suramericana”, semejante expresión tan genuina de lambisconismo, poco amor propio y baja autoestima. ¿Decorará el comunicado en algún momento las paredes de alguna celda? Solo el debido proceso lo podrá determinar.
Sea como sea, ¿nadie consideró que quizás no era buena idea salir públicamente en solidaridad con una persona de la que se sospecha corrupción? En serio, ¿a nadie se le ocurrió dejar los lambisconismos para la intimidad? Sobre todo en el estado en el que se encuentra el país, en que la ciudadanía está cada vez más harta de la corrupción, luego de que ambos partidos han demostrado que ninguno tiene el monopolio cuando de enriquecimientos cuestionables se trata.
Y no fueron los únicos que esta semana lograron con sus alianzas públicas internacionales, enlodarse de a galán. El Enade, la conferencia que cada año organiza la ANEP para establecer la agenda del país, tendrá como orador principal al ex mandatario español José María Aznar hablando sobre populismo y corrupción. En abstracto, parece buena idea. Pero si a lo anterior se le agrega que Aznar estuvo en los titulares de varias publicaciones noticiosas esta semana por nada más y nada menos que una acusación de fraude fiscal. Según reportes, este otro “pobre” enfrenta una multa de 70,000 euros y deberá pagar otro tanto en impuestos mal declarados. ¿Es esta la agenda que quiere establecer la empresa privada? Por lo menos desde el punto de vista del mercadeo, vuelven difícil exigirle transparencia y probidad al gobierno escogiendo al mensajero equivocado. Dios los cría y el diablo los junta.
*Lic. en derecho de ESEN con maestría
en Políticas Públicas de Georgetown
University.
Columnista de El Diario de Hoy
@crislopezg